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Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?

19 de Mayo del 2017 - Juan Cofiño

No cabía esperar de un debate, como el celebrado hace unos días entre los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE, en el que se dilucida el liderazgo del partido, que el mismo abundase en elaboradas propuestas en torno a la "cosa pública" en general, y menos aún en rededor de la teoría del Estado, aunque el trío de candidatos se aventuraron, siquiera unos instantes, por esos derroteros. Ni el formato, ni el contexto, caracterizado por una lucha descarnada por el poder, presagiaban avances concluyentes en la materia, aunque justo es reconocer que el ejercicio de transparencia y "aggiornamento" protagonizado por el PSOE, aun a costa de mostrar en público sus carencias, solo puede ser merecedor de aplauso y felicitación, en contraste con el inmovilismo que invade el panorama partidista español.

En efecto, en un momento determinado del debate, Patxi López le espetó a Pedro Sánchez aquello de ¿sabes lo que es una nación?, pregunta con innegables efectos mediáticos, pero ciertamente oportunista por cuanto la respuesta a la misma y su interrelación con el concepto de Estado no es pacífica, y ha consumido a lo largo de la Historia los mejores esfuerzos de los más destacados teóricos, tales como Marx, Weber, Kelsen, Splenger y un largo rosario de autores entre los que incluyo al profesor Álvarez Junco, que días atrás disertó, como siempre brillantemente, sobre este particular, en la sede ovetense de este diario.

No cabría, en el reducido espacio de este artículo, realizar una exégesis, ni tan siquiera una breve síntesis, tampoco en el marco del precitado debate, sobre los conceptos de estado y nación, y sus conexiones. Como síntesis del debate histórico podríamos concluir mayoritariamente en que el estado es "una sociedad política y jurídicamente organizada capaz de ejercer el poder y el derecho en el interior de un territorio y afirmar su soberanía frente al exterior", mientras que la nación, apelando a la RAE, se asocia al "conjunto de personas de un mismo origen étnico que comparten vínculos históricos, culturales, etcétera, tienen conciencia de pertenecer a un mismo pueblo o comunidad, generalmente hablan el mismo idioma y comparten un territorio".

Subtítulo: A propósito de la campaña por el liderazgo en el PSOE

Destacado: El remedio contra los males del separatismo nacionalista no radica en una reacción centralista, sino, justo al revés, en soluciones compuestas, que aúnen autonomía y corresponsabilidad estatal

En consecuencia, se puede concluir, sin mayor violencia, y el devenir histórico así lo acredita, que en un estado pueden caber varias naciones, sin que sea posible una nación conteniendo varios estados. La conciliación de ambos conceptos ha decantado la idea de estado nación (tras las revoluciones europeas, americanas y el proceso descolonizador) que pretende un mundo ideal (nacionalismo) en el cual nación y estado coincidan indisociablemente (toda nación debe aspirar a conformar un estado).

Asumiendo que los candidatos socialistas distinguen nítidamente ambas realidades, y entendiendo que comparten la idea de España como la de un Estado soberano estable y con proyección de futuro, deberían esforzarse, antes que en zaherirse con discusiones bizantinas y meramente conceptuales, en explicar con nitidez a la ciudadanía cómo quieren articular política y administrativamente el mismo, atendiendo a la existencia en su seno de territorios donde existen fuertes sentimientos de pertenencia, con particularismos sociales, culturales, lingüísticos, etcétera, innegables. En definitiva, admitiendo que el Estado español necesariamente debe ser un Estado compuesto, o plurinacional (llámese al gusto de cada cual), cada candidato debiera haber profundizado en el mejor modo de articular el mismo, de tal suerte que el fenómeno disgregador (disolvente) que Ortega identificó en la "España invertebrada" constituya un episodio de la Historia superado. El remedio contra los males del separatismo nacionalista no radica en una reacción centralista, sino, justo al revés, en soluciones compuestas, que aúnen autonomía y corresponsabilidad estatal.

Llegados a este punto, es obligado un reproche, por lo que evidencia en cuanto a desenfoque y desorientación en relación con este asunto vital, hacia Patxi López (me temo que ampliable a amplios sectores del PSOE) cuando censura a Sánchez por introducir este debate en la campaña, argumentando que el mismo "solo beneficia a los nacionalistas".

Querido Patxi, este debate urge porque es una cuestión central para la propia supervivencia del Estado español. Eludir el mismo, tal como planteas, so pena de que pudiera afectar negativamente a la cuenta de resultados electorales en términos de coste/beneficio partidista, resulta desalentador, ya que, al día de hoy, constituye la cuestión de Estado por excelencia, protagonista indubitada del debate político. La elusión de los debates más principales, y su consecuencia, que se proyecta en la ausencia de propuestas creíbles en relación con los asuntos centrales que preocupan a la sociedad, está en la base de la desconexión entre el PSOE y su electorado potencial, y explica perfectamente los magros resultados electorales cosechados.

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