El bollín y la bollina sal too de la farina
Aunque somos muchos los que con frecuencia nos asomamos a este espacio del lector para dar la matraca al resto de los lectores de LA NUEVA ESPAÑA con el tema de la pensiones, hoy no me resisto a hacerlo yo una vez más.
Me animó el hacer pública mi opinión al respecto el hecho de que hace unos días desde el Gobierno se anunció casi a bombo y platillo el pago a los funcionarios con carácter retroactivo al 1 de enero de 2017 del 1% de revalorización salarial recogida en los Presupuestos Generales del Estado de 2017, aprobados este año, con seis meses de retraso por circunstancias que ya todos deberíamos conocer. Acordándome de ese refranín tan nuestru que diz que “El bollín y la bollina sal too de la farina”, es por lo que yo me estoy preguntando hace días lo siguiente: si tal como se anuncia, nuestra economía va tan bien como se nos dice, incluso desde organismos internacionales, ¿por qué hemos de ser los pensionistas los únicos paganinis que perdamos poder adquisitivo? Parece que empieza a haber dinero para todo, pero a los pensionistas nos siguen poco menos que congelando las pensiones. Mientras hubo inflación negativa y nuestra economía estaba en números rojos, yo entendía el que nuestras pensiones estuvieran casi congeladas con esa revalorización suelo del 0,25% con que se nos vienen revalorizando, o mejor dicho “adornando”, en los últimos años, pero seguir haciéndolo ahora que la inflación ya despertó y va hacia arriba, en mi opinión, es poco menos que un atraco a nuestras ya de si paupérrimas economías personales.
¿Qué es de la Comisión del Pacto de Toledo? Da la impresión de estar secuestrada, pero seguro que aún existe, y que sus miembros cobran sus buenos sueldos. Si es así, que se hagan notar y defiendan los derechos de los más de nueve millones de pensionistas que pasaron toda una vida cotizando, y además en los años más duros de posguerra y dictadura, en condiciones de trabajo duro y penoso. Entonces no era atender una moderna máquina de control numérico, no, entonces había que sudar la camiseta durante toda la jornada, y aún hacer alguna hora extra para poder salir adelante; la jornada laboral, durante muchos años, era de lunes a sábado, y algún domingo se hacía media jornada como horas extra pagadas a precio de limosna. A cambio de todo lo anterior, ahora se nos ignora y castiga por parte de tanto nuevo señorito llegado al traje y la corbata a través de la política y cobrando gracias a nuestros impuestos, que de ésos sí que no se olvidan gobierne quien gobierne.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo