Totalitarismo y fastos
Muy brevemente. Leemos en el periódico dos noticias lamentables que demuestran el régimen totalitario bajo el que estamos viviendo. O por lo menos, estas dos noticias son más propias de los «paraísos» del «socialismo real» que de lo que ahora se da en llamar una democracia homologada.
Subtítulo: Estupor por la destitución de Pepe el Ferreiro y el acoso al Hospital de Arriondas
Destacado:Se busca la destrucción de un museo y de un hospital que benefician a nuestra región y se nombran cargos para una institución fantasiosa e inutil, el Centro Niemeyer
El gran Pepe el Ferreiro ha sido destituido de la dirección del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, creación suya, personal e intransferible, y uno de los mejores museos españoles en su especialidad y de los pocos que funcionan bien en Asturias. El motivo es doble, y explicable dentro de un contexto totalitario: en primer lugar, su director no tiene carné del partido predominante; en segundo, y más importante, es un espíritu independiente y un hombre valeroso, que no tuvo reparos en cantarles las cuarenta a los políticos profesionales en general y a los que ahora le destituyen en particular, siempre que fue necesario. La última vez, cuando fue llamado a comparecer ante el simulacro de Parlamento que se reúne en el antiguo palacio de la Diputación. En los totalitarismos verdaderamente serios, como éste, no se permite la discrepancia, aunque sea a costa de cargarse a un museo ejemplar.
Lo del Hospital Comarcal de Arriondas, por su parte, clama al cielo. No se comprenden las razones del acoso a que está sometido por parte del Gobierno regional y del partido predominante que gobierna de manera totalitaria esta región. Hace muchos años, cuando empezaban los problemas, se convocó una manifestación en Arriondas y se leyó un comunicado, para lo que fuimos llamados Menchu Álvarez del Valle (sí, la abuela de la Princesa de Asturias y defensora incondicional del Hospital) y yo. En el curso de la manifestación, se sumó a ella un tal Trevín, alcalde de una localidad al oriente del río Sella, aferrándose a la pancarta para salir en la foto. Ahora, ese mismo Trevín, investido de autoridad mucho mayor, ordena a la Guardia Civil que impida la recogida de firmas en apoyo de la integración del Hospital del Oriente en el Servicio de Salud del Principado de Asturias. Volvemos a los viejos tiempos de la clandestinidad y de la resistencia civil. Algo que debería dar vergüenza a los que todavía recuerden las viejas formas democráticas del Partido Socialista obrero.
Mas una tercera noticia compensa, por el estupor que produce, de hechos luctuosos como los reseñados. El cocinero internacional José Andrés ha sido designado asesor gastronómico del Centro Niemeyer. Yo conozco a José Andrés: no sé cómo se presta a ser asesor de nada. En cualquier caso, ésta es la otra cara de la moneda. De un lado, el totalitarismo; de otro, el faraonismo. Se busca la destrucción de un museo y de un hospital que benefician a nuestra región y se nombran cargos para una institución fantasiosa e inútil, que no existe. Vaya moneda devaluada la de Asturias: de un lado totalitarismo; de otra, fastos y cuchipandas. El paraíso, en fin.
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