Especular

22 de Noviembre del 2017 - Francisco Fernández Marqués (Gijón)

En uno de los magistrales relatos de Jorge Luis Borges se puede leer esta frase devastadora: “... los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres”. Aunque mis numerosos naufragios nunca me han llevado a la isla Misantropía, vislumbro que la relación del ser humano con el espejo es complicada.

¿Qué vemos cuando nos vemos? Se cuenta que, en China, un campesino marchó a la ciudad para vender su cosecha de arroz, y allí compró un espejo. A su regreso, lo dejó sobre la mesa y salió al campo. Su esposa lo cogió y comenzó a llorar desconsoladamente. Al verla, su madre le preguntó qué le ocurría. “Mi marido me engaña con otra”, contestó. “A ver...”, dijo su madre mientras cogía el espejo. “No te preocupes: es muy vieja”...

Cuando nos sumergimos en una obra de arte, de alguna manera nos enfrentamos a un espejo, que nos interpela y nos habla de nosotros mismos.

Es curioso que el término “especular” que, entre otras cosas, remite a la actividad medular de este casino global en el que se ha convertido el mundo, nos sirva también para referirnos a aquello que es relativo al espejo. Si algo positivo puede tener la monumental estafa a la que estamos asistiendo es la posibilidad de enfrentarnos, en un espejo virtual, a nuestro sistema de valores, y replanteamos la validez de ciertos dioses que se pretenden inmutables.

Valle-Inclán, en “Luces de bohemia”, nos habló del esperpento: “Los héroes clásicos reflejados en espejos cóncavos dan el Esperpento”. Con el mundo zozobrando en la tormenta capitalista, estrellándose contra obscenos arrecifes financieros, surge la figura de Donald Trump: un personaje de historieta que alcanza la Historia para instalar una plutocracia decadente. Trump no llega de un planeta remoto, de una lejana galaxia: el esperpéntico Trump es nuestra imagen deformada reflejada en los cóncavos espejos del dinero y del poder. Cada vez que vemos al inmigrante como problema, a la mujer como objeto, al refugiado como peligro, al negro como inferior, en definitiva, al otro como amenaza –el miedo paga sus peajes–, estamos alimentando un esperpento que no se nutre de héroes clásicos, sino de patanes contemporáneos.

En este tiempo convulso y vertiginoso, ya muy lejos del confortable “Hoy es siempre todavía” machadiano, somos espectadores perplejos de una mediocre obra de teatro, en la que Trump ocupa el centro del escenario. Un protagonista que –lo repito– no es un alienígena.

Aunque, por su peinado, pueda parecerlo.

Francisco Fernández Marqués, Gijón

Cartas

Número de cartas: 45108

Número de cartas en Abril: 124

Tribunas

Número de tribunas: 2036

Número de tribunas en Abril: 5

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador