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No me doblego a los caprichos en el museo de Grandas

6 de Febrero del 2010 - Eustaquio Revilla Villegas (Grandas de Salime)

Queridos vecinos y vecinas de Grandas de Salime, como todos ya sabéis, el día 26 de enero el Consorcio para la Gestión del Museo Etnográfico de Grandas cesó de su cargo de director del mismo a don José Naveiras Escanlar.

Mediante la presente quiero exponeros las razones por las que se tomó esta decisión por la mayoría de los miembros que componen este Consorcio.

En primer lugar he de decir que cuando uno, voluntariamente, accede a este puesto de trabajo debe asumir lo bueno y lo malo que tiene dicho cargo y, desde mi punto de vista, no se puede elegir lo que a uno le gusta del cargo y dejar a otros las responsabilidades de lo que no le gusta. En el caso que nos ocupa existe una dejadez de funciones por parte de don José Naveiras de carácter muy importante y difícilmente entendible, escudándose para ello en el hecho de su supuesta anarquía, que sí funciona para no cumplir algunas obligaciones, pero que, por otro lado, no le impide seguir cobrando por el cumplimiento de todas ellas.

Dicen que Pepe es incómodo para los políticos, pero ¿acaso está esto reñido con que cumpla sus funciones como director del Museo? ¿Por qué no te caen bien los políticos y no cumples con tu trabajo?

¿Alguien se puede imaginar en su puesto de trabajo poner a parir al jefe y que no tenga ninguna consecuencia o hacer exclusivamente lo que nos gusta y dejar el resto de funciones para otros o, sencillamente, que no se hagan porque no me da la gana? Es totalmente cierto que en este caso es únicamente una cuestión de anarquía, de insubordinación sin razones, sin motivaciones lógicas, habiendo hecho del insulto y de la descalificación su bandera más preciada.

Aparte de los abusos que se han cometido a lo largo del tiempo con la utilización particular y privada de las instalaciones del museo, que no debemos olvidar que es un equipamiento público y, por tanto, mantenido con fondos públicos, hemos llegado a un punto en el que los que tenemos alguna responsabilidad sobre esta institución nos vemos obligados a tomar decisiones. El que piense que es fácil se equivoca por completo, pero no se puede seguir permitiendo que el patrimonio de todos no se proteja porque a alguien no le da la gana o, lo que es mucho peor, que no exista ninguna medida de seguridad ni para los trabajadores del propio museo ni para los miles de visitantes que acceden al mismo. De los veinte mil visitantes de media que tiene este equipamiento al año, aproximadamente mil quinientos son escolares, y aquí cabrían al menos un par de preguntas que hacerse. ¿Algún padre de estos escolares autorizaría esta visita si supiera que no existe ninguna medida de seguridad adecuada que en caso de accidente garantice la integridad de estos niños y niñas? ¿Algún profesor organizaría estas visitas teniendo en cuenta estas condiciones?

No pongo en duda el amor que se pueda tener a todo lo que hay en el museo, faltaría más, lo que no es entendible es que se ame tanto y, sin embargo, no se haga nada por protegerlo teniendo todos los medios a su alcance únicamente por llevar la contraria. Hemos de recordar que el Consorcio del museo, a falta de aclarar bien las cuentas, dispone de un saldo de 350.000 euros aproximadamente, hemos de recordar que durante años se requirió en varias ocasiones al director del museo, Pepe el Ferreiro, para que corrigiera las deficiencias que en materia de seguridad existen en el equipamiento, no sólo por protección de los bienes materiales, que es importante, sino, sobre todo, por la protección de los visitantes, hemos de recordar que por dos ocasiones se negó a que se inventariasen las piezas que hay en el museo echando del mismo a las empresas que habían sido contratadas por el Consorcio para ello. Y todo, porque a mí no me da la gana. El director del Museo es el responsable de que la instalación que dirige sea segura para los usuarios y cumpla con las exigencias legales de todo equipamiento público. Bastaba sencillamente con gastar algo de ese dinero para corregir estas deficiencias, «pero no me da la gana». A partir de aquí, no digo, si se quiere, que se comparta la decisión tomada, pero ¿alguien puede decir que no sea entendible? Sobre todas estas carencias recae la responsabilidad en los miembros del Consorcio, y yo, como tal, no puedo ser cómplice de todo este despropósito porque Pepe el Ferreiro es anárquico y no le da la gana de seguir las indicaciones del órgano del que depende, órgano que firma su nómina todos los meses y que hasta la fecha me consta que no ha rechazado en ninguna ocasión.

El sistema de alarma del museo hace años que no funciona porque Pepe cree que es un gasto superfluo y no permitió a la empresa encargada repararlo, además de dejar pendientes pagos a dicha empresa. No existe un sistema antiincendios, salvo algunos extintores escondidos porque no quedan bonitos, no existe un plan de evacuaciones, no existen salidas de emergencia, quizás es bueno recordar que en este museo prácticamente todo es de madera. Y queridos vecinos y vecinas, el que al final se pueda quemar una pieza quizá no tenga tanta importancia, pero que no podamos garantizar la seguridad de las personas no es entendible bajo ningún punto de vista cuando, repito, se han puesto a disposición de Pepe el Ferreiro todos los medios para corregir estas irregularidades.

Los que tenemos responsabilidades públicas estamos obligados a tomar decisiones, unas gratificantes y otras no, unas más fáciles y otras más impopulares, pero es lo que se nos exige y, como bien se dice, va en el sueldo. Todos hubiéramos deseado que esta transición en el cargo fuera de otra manera, pero los que conocemos algo a Pepe sabemos a ciencia cierta que hubiera sido imposible, no olvidemos que para lo que quiere es anárquico. Y no se puede olvidar tampoco que se le estuvo requiriendo durante varios años para que corrigiera las deficiencias.

Las contrataciones irregulares e ilegales o la contabilidad privada en vez de pública son también indicativos de cómo se estaba funcionando en este museo.

Algunos de los que no apoyáis la destitución de Pepe amenazáis con el voto para las próximas elecciones, yo tengo que deciros sinceramente que si con ese voto lo que pretendéis es tener un alcalde incapaz de tomar decisiones incómodas, un alcalde que ante las irregularidades se calle, un alcalde que sabiendo que existe riesgo tanto para el patrimonio como para las personas en un equipamiento de su competencia esconda la cabeza, un alcalde que se doblegue a los caprichos «del no me da la gana», sinceramente repito que no contéis conmigo.

Los políticos, de los que tanto reniega, le han ofrecido un cargo político y no ha tardado ni un segundo en aceptarlo. En fin…

Mientras tenga fuerzas y el apoyo de los vecinos y las vecinas de Grandas voy a seguir trabajando por mejorar el concejo. Cuando estos mismos vecinos decidan que debe ser otro el que los represente espero con toda sinceridad que lo haga mejor.

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