Un republicano asturiano en Bizkaia
Debe de ser muy difícil de entender. Con lo sencillo que es de explicar.
Señores, yo soy republicano.
Señores, yo soy republicano pero no me dejan ser.
Señores míos. Yo soy republicano pero no quiero la república fascista, racista y retrógrada del PNV, de ERC, de Podemos y de toda la hilaria de reconvenidos por presión social o racial o lo que sea. Esos que no paran decir que los reyes son malos pero no todos, sólo el Borbón. La institución tiene que desaparecer por lo retrógrado de su significado y no por lo malo que tenga en su comportamiento actual.
Dicho más veces antes, dicho quede ahora: si tengo que elegir, hago como aquel de la película de Espartaco y prefiero una república corrupta a una dictadura... Máxime cuando la dictadura a imponer habla de ene apellidos, de parecidos raciales con tal o cual país o de, jaja, Pablemos, controlar la información en un ministerio al más puro estilo franquista, hitleriano, estalinista o como quieran llamarse los dictadores que fueron, son o quieren ser.
El cambio, el distinto significado de la cita del senador Graco, es que mi república corrupta tenga de Presidente a un rey y que su alternativa tenga la raza por bandera y de Jefe de Estado a alguien que anuncie que hundir la economía, la ciencia y el bienestar del pueblo como summum de la libertad... Esto dicho, dejando aparte el que se llame libertad, o lucha por los derechos del hombre, el que por decir que no hay razas o que la historia escrita vale más que la inventada te puedan dejar con la cabeza abierta de un balazo sobre un plato de espaguetis, llamando a esto paz, democracia, normalidad y derechos humanos.
Y, es que, uno, parece no tener ideología aparte de oponerse a lo que considera malo.
Quizá sea uno un cínico, sea incomprendido. Quizá las guerras que pasó el pueblo de uno no hayan valido tanto como las que pasó el del otro. Quizá...
Quizá cuando la abuela de uno le contaba que en su desván vivió un maquis hasta que, sabe dios cómo acabó... Quizá no vale tanto como esa resistencia, que llaman aquí, a la invasión. Invasión, señores, contra todo lo que la historia ha escrito hasta que se inventó la peor de las religiones que campean las españas hoy: el nacionalismo.
Quizá me sobre mente, me falte cerebro. Quizá no sepa. Quizá...
Quizás no me conformo y quiera que el sistema se cambie sin falta alguna de romperlo pero no me salga de los allíes dar la razón a los nuevos fascismos o cómo cojones quieran llamarse.
También ocurre que, en mi pueblo, de basura para abajo, llamamos a todo mierda.
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