ANA y la caza

30 de Marzo del 2010 - Enrique Requeni García (Avilés)

Carta abierta a los señores César Alonso y Carlos Lastra, directivos de ANA (Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza).

Leo en este muy estimado diario la siguiente nota titulada «Cazar más y no pagar», privilegios de los cazadores y la necesidad de una nueva ley para la actividad cinegética.

En primer lugar, señores Lastra y Alonso, me gustaría saber o corroborar los datos tan exactos que ustedes dan sobre número de cacerías autorizadas en los cotos regionales, pues escriben y afirman que son 10.000 cacerías al año, ¡por favor! No intoxiquen a la opinión pública con datos completamente inexactos. En primer lugar, en Asturias tenemos sobre 70 cotos regionales, gestionados por sociedades de cazadores, y yo que todavía creo que sé multiplicar y haciendo un cálculo muy simple no me coinciden los números que ustedes dan y me baso en lo siguiente:

yo cazo en Pola de Allande, concejo con una superficie de unas 37.000 hectáreas. Tenemos del orden de unas 300 cacerías, entre las de socios y otras que hay que ceder a la Consejería, más la de Turismo. Datos que se pueden comprobar en nuestra sociedad. Lo mismo que en otras. El conjunto de cotos regionales en Asturias es de unos 70. El número de cacerías depende de la extensión de cada coto, a nosotros nos corresponde la cantidad indicada, a otras muchas menos porque su extensión es menor. Ni aúu sumando las cacerías que dan en las reservas controladas por la Administración se llega a la cifra que ustedes dan.

Otro punto que quiero aclararles es el referido al número de guardias que tienen cada coto regional. Varían igualmente dependiendo de la extensión del coto. En nuestro caso concreto tenemos 6 guardias que desempeñan su trabajo diariamente y con pleno profesionalismo por su parte. A estos señores no creo que les pague ANA, sino que les paga la sociedad gestora del coto, pues por ley es de obligado cumplimiento crear puestos de trabajo en cada coto regional. Me pregunto ¿cuántos puestos de trabajo crean ustedes, señores Alonso y Lastra? Más bien creo que «tiran» de alguna que otra subvención para observar aves de paso en ciertos humedades de nuestra región.

Señores, seamos consecuentes con la caza. Crea riqueza y no destruye, como ustedes dicen, pues en su nota afirman que por donde pasamos lo tomamos todo al asalto. ¡Señores, por favor! Nosotros podemos decir lo mismo de los señores que van a buscar setas, de los pescadores, de los que hacen rutas en todo terreno, a caballo, en quads, etcétera. Todo va con la educación de cada uno.

Referente a los daños que se tienen que abonar, tengo que aclararles lo siguiente:

en los cotos regionales, hasta el momento, se abonan todos los daños que se producen en los días de caza, bien sea directamente o mediante seguros contratados. Ahora bien, aquí tenemos que señalar el «aumento» de los daños causados por la fauna salvaje en muchos cotos que incluyen en sus territorios terrenos de cultivo o de ganadería. Todo esto repercute en que cada año aumenten las cuotas a pagar y simplemente es debido a que cada vez hay menos cazadores, pues este colectivo también envejece al igual que el total de la población.

También les quiero aclarar el tema de la antigua ley de Caza. Me refiero a la anterior al año 1989. Los terrenos cinegéticos controlados por la Administración eran solamente las reservas, pues en Asturias los cotos eran privados.

La Sociedad Astur de Caza gestionaba una buena extensión de terreno y lo demás eran zonas donde se podía cazar libremente. Una vez aprobada la ley de 1898, todos los terrenos libres pasaron a los distintos concejos para formar los cotos regionales. A estos cotos, con el tiempo y conforme iban caducando los cotos privados y no exentos de polémica, se añaden al coto por ley. Terrenos que antes eran de uso común pasaron a pertenecer y ampliar paulatinamente nuevas reservas de caza, gestionadas directamente por la Administración.

Así que, ¿díganme ustedes qué nuevos territorios pedimos los cazadores, como no sea en la mar?

En lo referente a lo que dicen en su artículo, que pretendemos cazar todo el año, me parece que esto ya es rizar el rizo de la mala uva. Que yo sepa, hay una veda de caza y la seguiría habiendo cada vez que se termina una temporada.

Nosotros somos los primeros que queremos que se reproduzcan las especies, tanto de caza mayor como menor.

Otro párrafo muy interesante que han escrito es el referido a Medio Ambiente, pues en él dicen que se inhibe de manera absolutamente negligente junto con el Seprona de la vigilancia del terreno. Esto ya es de Juzgado de guardia, pues que yo sepa, los agentes del Seprona, como los guardias de la Consejería, están por todas las zonas de caza cumpliendo con su obligación. Quisiera que me aclarasen también cuántos vallados y cerrados nos solemos saltar los cazadores? En la ley de Caza de Asturias hay 3 o 4 cercados como máximo reflejados en el mapa cinegético. Precisamente sabemos que esos cercados, las zonas de seguridad y los refugios de caza son intocables. Por si ustedes no lo saben, la inmensa mayoría de cazadores son los propietarios de las fincas donde ejercen su afición. ¿A quién quieren que paguen por ello a ANA? Es lo que se da a entender en su artículo con la propuesta de una nueva ley de caza. Métanse en la cabeza que esta ley que tenemos ahora en Asturias posiblemente sea la más social de España y si hiciéramos caso de su propuesta volveríamos al tiempo de los señores feudales. Menos mal que pasó a la historia.

Critican ustedes a los cazadores porque dicen que vamos en coches de «espatarrar», usamos ropa de camuflaje de El Corte Inglés, botas de goretex, en fin, hechos unos dandis de los pies a la cabeza. Más ignorancia por su parte, por si no lo saben, tenemos que llevar chalecos de señalización, bien visibles, en el monte. Esto viene recogido en la ley de Caza. Los coches a que se refieren me imagino que sean de personas con poder adquisitivo muy alto y ojalá toda la masa de cazadores de esta autonomía se pudiera permitir semejante lujo. Así podíamos cooperar económicamente con la directiva de ANA, para que todos sus socios usaran ropas similares. ¿O cuando ustedes salen al monte lo hacen en taparrabos y descalzos?

Miren, si quieren controlar la caza, pasen por un examen para obtener una licencia, distingan bien las especies a cazar y cuando estemos todos en igualdad de condiciones dialogaremos sobre la caza en Asturias, mientras tanto sigan observando los «somormujos», «los porrones moñudos», «los charranes del ártico», aunque éstos no hace falta que sean «árticos», y demás especies emigrantes.

Por último, quisiera decirles que soy un cazador que lleva prácticamente toda la vida en el monte, cazando, disfrutando y respetando la naturaleza, aunque no tenga título de «amigo» de ella.

Atentamente,

Enrique Requeni García, Avilés.

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