Matizaciones a «La mujer del César»
En relación con el artículo publicado en la página 10 de LA NUEVA ESPAÑA del día 4 de octubre de 2010 que lleva por título «La mujer del César», escrito por David Orihuela, quiero explicar:
En primer lugar, el autor no ha contrastado la información dando por supuestos y demostrados los hechos según se los han transmitido.
En segundo lugar, los agentes de la Policía Local fuera de servicio se manifestaban gracias a la autorización de la Delegación del Gobierno en Asturias, con informe favorable del alcalde que suscribe, con la única condición de que debían de mantenerse alejados de la puerta de la Casa Consistorial dejándola libre para facilitar la entrada y la salida a la sesión plenaria del Ayuntamiento.
En tercer lugar, decirle que a la salida del Pleno municipal los manifestantes cercaron la puerta de salida intimidando, acosando con actitud amenazante a los concejales del gobierno, algunos de los cuales pudieron salir del cerco gracias a la ayuda del propio jefe de la Policía Local de Carreño, según consta en el informe elaborado por él mismo.
En cuarto lugar, indicarle que el Alcalde se vio igualmente acosado, insultado, intimidado y sin poder salir del círculo, mientras un manifestante golpeaba su cara y su cabeza con una de las banderas y que ante tal actitud cogió la banderola, la retiró de su rostro y la arrojó al suelo sin más, después de haber solicitado a quien le cerraba el paso que, por favor, le dejara pasar.
En quinto lugar, decirle que no me he negado nunca a dar las explicaciones oportunas y encuentro sorprendente que el autor de la columna no lea su propio medio de comunicación, pues si así lo hiciera sabría que he contestado a este asunto en los días anteriores al domingo día 3, que es cuando se publica la entrevista realizada por el corresponsal Braulio Fernández, elaborada en los días previos a este incidente.
En sexto lugar, de lo dicho puede desprenderse que este alcalde nunca ha perdido los nervios y que si alguien estaba provocando una situación tensa y una alteración del orden público eran quienes se manifestaban.
Y por último, para finalizar, quien a partir de este momento (y vistas las explicaciones realizadas) debería pedir disculpas es el propio David Orihuela, autor del artículo, por la parcialidad manifestada en el mismo.
Dándoles las gracias por su atención y en la espera de que esta carta sea publicada, reciba un saludo.
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