Las peleas internas en el PP de Asturias
El proceso de elección del candidato del Partido Popular a la Presidencia del Principado de Asturias se ha convertido en una lucha fratricida que está allanando el camino para que el candidato socialista, Javier Fernández, gane las próximas elecciones. Y si esto sucede supondría arruinar de manera definitiva el futuro de los asturianos. Esto último que digo no creo que genere mucha duda, puesto que llevan gobernando los mismos once años, de los cuales seis años y medio con un Gobierno nacional del mismo color, y no han logrado sacar a esta región del furgón de cola. Así que permitirlo es, sin duda alguna, una irresponsabilidad y una deslealtad hacia los asturianos.
En mi opinión, el problema que tiene ahora el PP no reside en que se defienda uno u otro candidato, que, en un partido democrático, es lo normal, sino en la agresividad con la que se defienden los respectivos estandartes cargando contra los que defienden al otro candidato. Todos hemos podido ver los disparates que han soltado algunas plumas y bocas, que considero que no se deben reproducir. Es más, recomiendo a los que han parido semejantes dislates que se retracten y pidan disculpas, porque, de lo contrario lo que va a suceder es que aumenten las probabilidades de que los acaben castigando electoralmente tanto a los que las pronunciaron como al candidato al que apoyan. No me gustaría que se repitiera lo mismo que le sucedió a Matas en Baleares, que se empeñó en incorporar a una reconocida nacionalista catalana en sus listas.
De todo este bochornoso espectáculo se desprende que no existe el necesario respeto que debe predominar en el seno de un partido democrático como lo es el Partido Popular –no deberían reírse en las filas socialistas, porque tampoco pueden presumir de democracia interna por muchas primarias que celebren, habida cuenta de que no fue precisamente un popular quien dejó para la posteridad lo de que quien se mueva no sale en la foto–. Esta terrible realidad debe llevarnos a hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo se puede respetar a los demás si no se hace con los propios? Puede que alguno diga que los oportunistas y arribistas no se lo merecen, y no les faltaría razón, porque son personas que pretenden convertir la política en su cortijo personal, pero no es menos cierto que no se debería generalizar ni tampoco obviar que en todos los sitios cuecen habas. Así que si tanto les indigna este tipo de personas, harían bien en eliminar la cizaña de su propio huerto.
En fin, y a la vista de que no tiene pinta de que ambas partes estén dispuestas a rebajar la tensión, sería procedente que Mariano Rajoy tomara inmediatamente cartas en el asunto y que decida, de una vez por todas, quién va a ser la persona que encabece la candidatura en las próximas autonómicas. Si no despierta de su letargo, el cambio de Gobierno en Asturias va a ser harto difícil.
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