Souvenir
Asturias es mucha Asturias. Su ideario: “Con fabes y sidrina, nun fai falta gasolina”, “Asturias es España y lo demás, tierra conquistada”. “Yo conduzco, ella me guía” (pegatina para auto con la Virgen de Covadonga). Soy español de las Asturias y creo, con humildad, que hay pocas tierras, identidades regionales tan profundas y dadas al apego y querencia por lo entrañable geográfico -a menudo de modo un pelín hortera-. Asturias funciona como mito universal que irrumpe en la Historia, pero es ante todo muy plural. Y quien lo niegue no conoce la muy icónica tierrina. Asturias son contundentes fabes o fabada. Ñocles, oricios y pixín, librerías y casonas, el arte asturiano regio, especialmente los emblemáticos Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. La idiosincrasia en torno a la sidrina escanciada ritualmente por roxos astures o gentes ya de toda procedencia étnica y colorido, la milenaria cultura castreña (“hill-forts”) astur-galaica y de toda la región, la arquitectura de fortuna indiana de Luarca, Somao, Colombres. Los osinos cantábricos. El mundo virgen de los Oscos y Taramundi, el Tineo de García Linares, los tipos de hórreos y paneras asturianos, que todavía se ven alzados cual templos. Postalinas de Cudillero, Lastres y Ribadesella. La gaita y el roncón asturianos (de origen mesopotámico y sonidos muy nostálgicos o alegres, muy celtas). Los bollinos preñaos, los tocinillos de cielo de Grao, los salenses carajitos del profesor. Los carbayones y las moscovitas, Camilo de Blas, los bomboninos de Peñalba, las moscovitas del Rialto. Las empanadas, la venera naviega, etc. (no hay pueblo más “llambión” y confitero que el espléndido asturiano). El animal totémico no es la vaquina de raza asturiana de los valles, sino el gochín astur-celta y, sobre todo, el prerromano asturcón. Qué decir de los quesos que se elaboran en una Asturias artesanal y de raíz, que ye la tierra de Pinón, Telva y el sobrín Pinín. “La Regenta” imprimió carácter a la noble Vetusta (de manera tal que la inventiva literaria retroalimentó la realidad de Oviedo, diferente al surfero, jovellanista, deportista, asociativo Xixón). Se dice, se comenta, que Oviedo/Uviéu es señorial, altivo, clásico (la existencia de más de 30 barrios distintos lo desmiente, aunque es venerable y prestigiosa la existencia de melómanos y eruditos muy cultos), mientras que el carácter obrero de les cuenques mineres y zonas currantes es izquierdoso, folixeru, solidario y de trama de Ken Loach. Los de Occidente y Oriente son bastante más cerrados y reservados: vaqueiros con mérito y emprendedores, llaniscos bien y montañeses de los Picos de Europa. Asturias es Uni, reformismo social, trayectoria educativa abierta e interclasista. Urbanita y culta, a un paso de la aldea de casina curiosa, arreglada. Región de base democrática. Siempre nos acompañan xanas o ninfas fluviales, trasgos de mano afuracada, diaños peludones burllones. Imanes para neveras con los iconos del mariano santuario de Covadonga, la Catedral de Oviedo, el “puente romano” de Cangas de Onís, la salvífica Cruz de la Victoria, el “Elogio del Horizonte” gijonés, el Niemeyer avilesino. Rodrigo Cuevas, Anabel Santiago, Víctor Manuel, el glamur de los Premios “Princesa” en el Campoamor. Asturies es sol y “casa gris” de “Llan de Cubel”. Orbayu e hidalguía. La canción “Chalaneru”, Vicente Díaz y Chus Pedro. Semana Negra, Sporting, Oviedo.
José Luis López Tamargo
Oviedo
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