Renfe, gracias a las personas, no a la organización
También tenemos que poner de manifiesto y airearlo en los papeles cuando un servicio funciona extraordinariamente bien, y en esta ocasión, consecuencia no tanto de la empresa, sino de la profesionalidad y calidad humana de los empleados.
El pasado día 20 de diciembre de 2010 nos pusimos en viaje desde Madrid hacia Asturias en el tren Alvia número 04071 de las 7.30 de la mañana.
Días antes del viaje advertimos a Renfe de que viajaba una persona con deficiencia física para que pudieran poner en marcha el servicio «Atendo».
Nuestra sorpresa fue que al llegar a la estación de Chamartín nos encontramos con la desagradable noticia de un aviso en el panel diciendo que los pasajeros de este tren tenían que hacer el trayecto Valladolid-León en autocar por obras de mejora entre las estaciones Paredes de Nava y Villada.
Pensamos que la compañía debería advertir con tiempo suficiente para poder cambiar de tren o de medio de transporte, sobre todo, en casos en que, como en esta ocasión, ya se sabía con días de antelación, al menos desde el día 15, que existía el problema.
Comenzamos en la estación de Chamartín con una atención impecable al trasladar en silla de ruedas a la persona afectada con una disposición inmejorable.
El súmmum de la atención ha sido en la estación de Valladolid, cuando al hacer el traslado del tren al autocar se creó un verdadero problema al no poder esta persona subir al autocar por la altura del paso, pues bien, el interventor del tren, que en todo momento estuvo pendiente, haciendo un gran esfuerzo, la tomo en vilo y la subió al autocar. Lo mismo ocurrió a la llegada a León, donde estaban esperando dos personas para ayudarle a bajar y con su disposición y buen hacer consiguieron hacer fácil una operación. En la estación de Gijón a la llegada la señorita que nos ayudó también tuvo una amabilidad y exquisitez que sobrepasaba la obligación de su trabajo.
En resumidas cuentas, agradeceríamos a Renfe que tuviera una mención especial para estas personas del servicio de «Atendo» en las estaciones de Chamartín, Valladolid, León y Gijón, y de manera especial, al señor interventor (creemos era esta persona), que sobrepasando su función de mero trabajo, en todo momento hizo alarde de una humanidad y disposición que excedió con creces su mera obligación laboral. Además, continuamente pidiendo disculpas en nombre de la compañía.
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