Asturias 100% natural
La declaración de la ONU de año de los bosques para este 2011 debería hacer reflexionar a los responsables del Gobierno asturiano. Pese a las declaraciones de doña Belén Fernández, que sale de año en año en la prensa para anunciar unas actuaciones que siempre quedan en agua de borrajas, las Tejedas del Sueve continúan degradándose a causa de la erosión y el ramoneo de una población de gamos desmedida. La gestión cinegética parece ser lo único que interesa a su Consejería, que está propiciando la pérdida de uno de los patrimonios naturales más importantes de la región (y uno de los diez bosques más emblemáticos de España, según algunas fuentes). Cada año que pasa la situación se agrava y queda más patente la incapacidad o desinterés de esta Administración. Mientras tanto, el patrimonio de árboles monumentales se arruina cada día un poco más, ante la perfecta ineptitud de unos gestores que no gestionan y que ni siquiera se preocupan de desarrollar las propias leyes. Es desolador, pero no queda otro remedio que recordar periódicamente los mismos temas pendientes. A punto de cumplirse el décimo aniversario de los decretos de manejo del tejo y otros árboles, aún ni siquiera han comenzado a desarrollarse o aplicarse mínimamente. Se diría que para esta Consejería el medio ambiente es una cosa que se vende en los stands turísticos en forma de eslogan y hermosas fotos. El consejero de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras, Francisco González Buendía, presume de que el Principado tiene el 30 por ciento de su espacio protegido. Visto lo que ocurre con los temas mencionados, lo mismo podría declarar una protección del 100% del territorio y quedarse igual de satisfecho. Y es que hay una corrupción peor aun, si cabe, que la que afecta a otras consejerías. Es la que practican aquellos políticos instalados perpetuamente en la prepotencia y la autocomplacencia, y más preocupados de guardar la silla que de resolver unos problemas que parecen resultarles perfectamente ajenos e incomprensibles. Lo triste es que esta patología se contagia por simple contacto y en cuestión de unos meses uno puede ser rojo o verde y salir de ese indefinible y mediocre marrón grisáceo que desde hace tanto caracteriza al régimen del señor Areces.
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