Emoción compartida
De repente acudió a mi pensamiento. La sensación fue tal, que mi actividad cerebral más elemental se paralizó. De esta manera, se bloqueó el aluvión de pensamientos más vulgares que en ese momento divagaban por mi mente. El propósito era disfrutarlo con toda intensidad, intentar retenerlo unas milésimas de segundo, para después notar su agradable despedida.
Describir esta sensación es tan difícil como relatarla, pero es una manera generosa de compartirla con los demás, casi obligatoria. Además, poder transmitirla sería el broche final.¿Cómo? Pues quizás, fundiéndose en un cálido abrazo con cualquiera de las personas más cercanas que en ese momento estén a tu lado.
Las emociones y la inteligencia nos ha hecho capaces de evitar riegos, imprescindibles para evolucionar y alcanzar las metas impensables en los albores de la especie. Es probable que, esta última, haya ganado la batalla a las emociones, pero no con el éxito éticamente deseado.
Hoy, usar el corazón no está de moda. Aquellos que se inclinan por él, se los encasilla como débiles.
Durante unos segundos, me he sentido por encima del bien y del mal. He sido débil.
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