La ganadería está peor que nunca
Soy una ganadera jubilada ya, pero tengo un hijo que trabaja en la agricultura y ganadería y me duele oír, así como vivir, ciertas cosas.
El día 24 de abril de 2008 leí un artículo en La Nueva España que me sorprendió. Éste era del director de Femil, Luis Calabozo, director de la Federación de Industrias Lácteas. Decía que los ganaderos somos unos llorones y que deberíamos dejar de llorar un poco. Pues yo le diría a este señor que pase él a ver los recibos de la luz, las medicinas de las vacas, que son carísimas; los fertilizantes, la Seguridad Social, la subida de la declaración de la renta, los piensos. Todo esto sin olvidar los créditos, de los que habría mucho que decir, pues el banco quiere cobrar.
La ganadería está peor que nunca debido a la bajada del precio de la leche; ¡no hay derecho!
Si el señor Calabozo, que dice esto, se diera cuenta de que de las ganaderías se van todos los años un montón de ganaderos y que cada año el abandono es mayor, debería pensar que por algo será. Este señor no sabe lo que es una ganadería: la sujeción, el trabajo, la preocupación, y hasta el tiempo nos viene a «destiempo».
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