78 concejos son demasiados para Asturias
Al hilo de una carta publicada en LA NUEVA ESPAÑA el 5 de abril y firmada por don Fco. Domínguez Menéndez, no puedo estar más de acuerdo con ella. La actual proliferación de concejos es un disparate y hay que ir a la fusión de los mismos y hay que hacerlo ya. UPyD llevaba en su programa dicha fusión, ahora esperemos que se cumpla de una vez.
Para crear una fusión, no sólo debemos fijarnos en criterios meramente geográficos y de simplificación administrativa, sino también poblacionales y de comunicación (sobre todo, esto último). De las mancomunidades como solución transitoria no vamos a decir nada, salvo que son un tristísimo fracaso.
Cuando hace unos años se pidió a los ayuntamiento que conforman la Senda del Oso que contribuyesen al mantenimiento de dicha infraestructura, la respuesta de los tres es que eran ayuntamientos pequeños y sin recursos, pero vaya bien que se lucran del turismo con dicha senda. Es tan sólo un ejemplo del pernicioso localismo. Hay muchísimos más.
El desarrollo de las vías de comunicación, fundamentalmente carreteras, hace anacrónico y excesivamente cargante la actual división de 78, demasiados para la población y la región que tenemos.
Un mapa de la fusión de municipios para empezar a discutir puede estar en base al siguiente borrador. El nuevo concejo mantendría el nombre del que absorbe a otro; si es una fusión, entonces adoptaría uno de nuevo cuño.
Siero absorbería a Sariego y Noreña.
Villaviciosa absorbería Cabranes y Colunga.
Ribadesella absorbería a las dos Caravias.
Llanes absorbería a Ribadedeva, es decir, los límites del nuevo concejo irían hasta la frontera con Cantabria.
Cangas de Onís absorbería a Benia de Onís y Parres.
Cabrales, a las dos Peñamelleras, la alta y la baja.
Infiesto absorbería a Nava.
Caso absorbería a Sobrescobio.
Langreo, San Martín del Rey Aurelio y Laviana se fusionarían en un nuevo concejo denominado Concejo del Nalón, que es el nombre más obvio, pues este río atraviesa los tres concejos.
Amieva y Ponga se fusionarían, estudiando en cuál de los dos territorios debería estar el ayuntamiento.
Mieres absorbería los concejos de Morcín y Riosa.
Oviedo absorbería el concejo de Ribera de Arriba.
Fusión de los concejos de Gozón y Carreño, con capital en Candas (al tener tanto servicios de Feve como de autocar).
Fusión de los concejos de Teverga, Quirós, Proaza y Santo Adriano, con capital en Proaza, con un nuevo nombre para el concejo, a estudiar.
Grado absorbería a Yernes y Tameza.
Avilés absorbería a Castrillón, Corvera e Illas, lo que popularmente se conoce como la Comarca de Avilés. Con dicha fusión pasaría a ser una realidad, no sólo social, sino jurídica y política.
Fusión de Llanera y Las Regueras en uno sólo, con nombre y capital de concejo a estudiar.
Fusión de Cudillero, Muros de Nalón, Soto del Barco, Candamo y Pravia. Para saber qué localidad tendría que albergar el Ayuntamiento habría que estudiar con sumo cuidado factores como población, comunicaciones y red de transporte público.
Fusión de Santa Eulalia, Villanueva y San Martín, pasando a llamarse concejo de los Oscos. Capital a estudiar.
Fusión de San Tirso de Abres, Taramundi, Castropol y Vegadeo, siendo la capital del nuevo concejo esta última localidad.
Fusión de Tapia de Casariego, El Franco, Coaña, Boal, Villayón y Navia. La capital en esta última localidad.
Fusión de los concejos de Illano, Pesoz y Grandas de Salime. La capital y el nombre del nuevo concejo sería algo a estudiar.
Los siguientes concejos quedarían igual debido a su tamaño: Degaña (por motivos comunicacionales, aunque es pequeño), Gijón, Ibias, Lena, Cangas del Narcea, Somiedo, Belmonte de Miranda, Salas, Tineo, Aller, Luarca y Allande.
Con esta reordenación pasaríamos a unos 34 concejos, es decir, a menos de la mitad. Puede quedar algún concejo más, pero la realidad es clara, es una absoluta barbaridad mantener la actual estructura de 78. No es sostenible bajo ningún punto de vista y ya es hora de afrontar la fusión de concejos de una vez con paso decidido y firme. UPyD lo lleva en su programa, pues, bien, ahora tiene la oportunidad de eliminar tanto localismo trasnochado y antieconómico para las cuentas públicas.
Una comarcalización de la región sería excesiva, a mi entender, pues conformaría ya unos tamaños excesivamente grandes para atender adecuadamente a las personas que residiesen en dichos territorios.
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