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Los avances médicos

6 de Abril del 2012 - José Ramón Rodríguez Fernández (Oviedo)

He oído decir a menudo: «¡Cuánto ha avanzado la medicina!». Basado siempre en lo que a diario veo y en mi propia experiencia quiero dar también mi opinión sobre este importante asunto. El tema daría mucho que hablar, pero en este caso sólo me queda ser breve y conciso.

Para mí, la medicina preventiva, por las razones que sean, es algo que aún está en pañales. Antaño nada se nos decía. Hoy lo único que nos dicen los médicos a todos por igual son una serie de generalidades: «Conviene caminar, beber mucha agua, tomar poca sal y no pasarse con las grasas». Todo esto sin ocuparse de prevenir enfermedades concretas como pueden ser la pérdida de oído o de visión.

Lo que sí ha avanzado espectacularmente es el diagnóstico de las enfermedades. En la mayoría de los casos sabemos de dónde vienen y a dónde van. Los medios de detección de las mismas son verdaderamente milagrosos: el «scanner», las radiografías, las resonancias magnéticas.

Antes, cuando yo era niño, la gente no sabía de qué moría: de un dolor de cabeza, de un mareo o del «cólico miserere.» No teníamos más información. La diferencia es que hoy todas las enfermedades tienen nombres y apellidos, y sabemos de qué morimos. Unos mueren de un ictus cerebral, otros de un infarto de miocardio, de una infección hepática o de un cáncer de colon. Pero nada más. Incluso, si no tenemos una formación clásica, podemos seguir muriendo sin saber de qué. Pero no basta con saber de qué morimos. El objetivo de la medicina es curar las enfermedades.

¿Qué pasa con la medicina curativa, que en definitiva es la que importa? Creo que ésta, aunque ha avanzado, está pasando por un momento delicado, pues las enfermedades siguen e incluso aumentan sin que nadie las pueda frenar.

Lo único que está haciendo la medicina en la actualidad es, en algunos casos, distraer o entretener las enfermedades, pero nunca curarlas. Pero lo más grave todavía es que este entretenimiento sólo se logra, no a través de medios naturales y humanos, sino a través de medios violentos y a veces traumáticos.

Cuando tomamos una aspirina, ésta nos puede quitar un dolor de momento, pero siempre produce un trastorno en el organismo, y no digamos nada de otros fármacos llenos de contraindicaciones. ¿Y qué decir de la radio o quimioterapia, que dejan en el paciente graves trastornos de tipo crónico? Y por último, ¿no es un acto de extrema violencia trasplantar un órgano o amputar un miembro?

Resumiendo. Medicina preventiva, poca y vaga. La diagnosis, espectacular pero inútil, y la curativa, nula.

Cuidado. No soy un hombre negativo como pudiera parecer, ni me estoy lamentando de nada, sino diciendo lo que veo y observo cada día.

Como hombre de fe, pienso que este cuerpo terrenal ha sido bien diseñado por el autor intelectual del mismo, pero se ve que no está programado para durar indefinidamente, de lo que me alegro. Creo y confío en que éste será sustituido por otro nuevo y glorioso que se mantendrá vivo y sano por los siglos gracias al amor.

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