El alumbrado público de Riaño a Viesques (Langreo)
Siempre pone uno delante de sí un folio en blanco y trata de escribir, cabreado, sobre una injusticia y al final no consigue expresar en él toda la «bilis» acumulada; sobre todo cuando uno entiende que tiene razón y la solución es factible con sólo poner voluntad en dar solución a un problema y los culpables son las administraciones, sobre todo después de haber mandado información por escrito a los diferentes órganos de poder y de decisión.
A uno, que ya viene de vuelta y tiene el culo pelado de sinsabores, una más no le asusta; esa ineficacia de las puertas que toca para informar y dar solución a un problema que no es otro que el de poder transitar de Riaño a Viesques (Langreo) sin que corra peligro su integridad física ni la de otras decenas de vecinos, por falta de alumbrado público en un trayecto de unos 500 metros en el que cuatro farolas llevan sin alumbrado más de seis meses. Hemos informado y pedido apoyo, en primer lugar, a la Asociación de Vecinos de Riaño, pues creíamos que nos ayudaría: les dijimos que en cuanto oscurecía era imposible transitar por el camino muy estropeado por las obras de la AS-117, que nos obligaban a usar los arcenes, cosa que entrañaba un peligro muy grave; y a los trabajadores de Acerol, que tienen que esperar el autocar sin sobresaltos nocturnos. Pero esos señores/as, que son nuestros representantes y a los cuales les entregamos un dinero para que funcionen, tengan un domicilio social calentito con tecnología suficiente (teléfono, ordenador, impresora, etcétera), se conforman con «cursar» nuestra petición, registrarla en el Ayuntamiento y punto-pelota: uno no encuentra calificativo para estos personajes.
Como no me fío, al cabo de más de treinta días me presento en la casa de todos y hablo con los diferentes grupos y con sorpresa me dicen que a ellos no les llegó nada y se comprometen a gestionar el problema. Al poco tiempo recibo la llamada del concejal de Obras, cuyo bagaje político es ser ex presidente de una fiesta, acompañado por el «dominico» de siempre y como solución me dice que no puede hacer nada porque no hay dinero (yo me pregunto: si no lo hay, qué pinta). Si el anterior era un inútil, éste lleva camino de superarlo... De los grupos sí tengo noticia de que uno lo tocó de refilón en una comisión; pero eso es poco, camarada, porque seguimos sin alumbrado... Todavía estoy esperando, después de varios intentos, que me reciba la concejala María. Sigo sin explicarme en qué emplea su tiempo, si en plenos o en comisiones estériles... no se entera de que nosotros les damos nuestros impuestos para que nos atienda, pero ni a eso se digna.
Del Principado es mejor callar. Después de mandarles y registrar nuestra petición, no se dan por aludidos; de los sumisos contribuyentes pasan olímpicamente, viven en otro mundo, no son capaces de mandar a alguno de sus subordinados a tratar de hablar con los afectados.
Cuenta la Biblia que Dios creó el mundo en seis días y que al séptimo, viendo que su obra era buena, decidió descansar. Pero estos todavía no han empezado y ya se han aplicado el final de esa máxima.
Sólo me queda esperar que en próximas elecciones sepamos elegir, por el bien de los asturianos.
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