La "bomba"

10 de Abril del 2012 - J. Jesús J. Suárez González (Gijón)

Singularizando y entrecomillando el nombre, así se empezó a llamar a la bomba atómica, como las de uranio enriquecido y plutonio que fueron usadas por EE UU para arrasar las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaky. Con la aparición de la bomba de hidrógeno (Bomba H) se llegó a hablar incluso de la superbomba. Pero aunque en los arsenales de las grandes potencias hay miles de cabezas atómicas, que podrían destruir la Tierra cientos de veces, la verdad es que es muy improbable que exista alguien tan loco como para utilizarlas y desencadenar una guerra nuclear. El peligro está mas bien en un accidente o que esas armas pudieran caer en manos de grupos fanáticos.

Pero hay otras bombas que se han usado con profusión en las guerras mundiales y regionales y que, siendo igualmente mortíferas, no han tenido tan mala reputación. En los bombardeos norteamericanos y británicos de las ciudades alemanas de Hamburgo y Dresde, por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, decenas de miles de personas murieron por la acción de bombas de las llamadas convencionales. Pero el bombardeo mas terrible de la Historia fue el que hicieron aviones B-29 sobre Tokio, los EE UU, usando bombas incendiarias, mataron a 150.000 personas en una sola noche.

En la Guerra de Vietnam los USA empezaron a utilizar algunos tipos de bombas que, sin ser nucleares, ya no eran convencionales. En concreto, los B-52 usaron las llamadas bombas de vacío o termobáricas para intentar acabar con los guerrilleros del Vietcong que se escondían en galerías subterráneas. Estas bombas combinan el explosivo con fuel para hacer desaparecer el oxígeno del aire y matar a las personas que se encuentren incluso en búnkeres subterráneos bien protegidos, haciendo subir súbitamente la temperatura de la atmósfera afectada a miles de grados. También fueron usadas por los norteamericanos, junto con las GBU 12, en las Guerras de Irak.

Sin embargo, una vez analizados los efectos que estas espantosas armas provocaban, se pudo comprobar que si bien eran muy eficaces para matar no lo eran tanto para destruir instalaciones o armamento bien protegido. En consecuencia, el Pentágono encargó el desarrollo de una bomba, basada en la familia de las GBU (bombas perforantes para atacar silos o búnkeres muy protegidos) pero que tuviera una capacidad destructiva mucho mayor que todas las que ya tenían en su arsenal. La corporación Boeing se encargó del proyecto, aunque también participaron varios subcontratistas. El resultado es la GBU 57A/B Mass Ordnance Penetrator (MOB), un monstruo de 13,6 toneladas capaz de perforar muros y techos de hormigón reforzado de más de 60 metros de espesor y de explotar en el interior de las instalaciones protegidas provocando una devastación antes nunca vista. Esta terrible arma, dirigida por láser y que está destinada a ser portada por el carísimo bombardero furtivo norteamericano B-2 Spirit, fabricado por la corporación Northrop-Grumman, está dotada de una gran cabeza perforante de uranio empobrecido que, tras la detonación, deja unos residuos de isótopos radiactivos altamente contaminantes, como han experimentado en su propia carne los pobres iraquíes con otras bombas de esta misma familia. Por su potencia y por las consecuencias que provoca la GBU 57A/B es similar a una bomba nuclear táctica, aunque, de momento, todavía no tiene tan mala prensa porque no es conocida por la mayor parte de la opinión pública. El teniente general Herbert Carlisle, vice-jefe del Estado Mayor para operaciones de la Fuerza Aérea de los EE UU, ya ha dicho que esta bomba sería usada con toda probabilidad si Washington ordena atacar a Irán.

Los halcones del Pentágono llaman a la GBU 57A/B La Bomba o La madre de todas las bombas, pero no sabemos lo que opinan los iraníes de la progenitora de esos generales norteamericanos.

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