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Los siervos de la gleba

22 de Abril del 2012 - Pedro del Rosal Cimadevilla (Gijón)

«Foro Asturias es un movimiento de ciudadanos que se rebela contra la condición de súbditos o, incluso, siervos de la gleba en los que nos han estabulado los omnipotentes aparatos de los partidos... El forismo tiene que basar la acción pública en cuatro pilares... democracia interna como compromiso». FAC (discurso de Francisco Álvarez-Cascos, Tineo, febrero 2011).

Siempre he considerado que la participación política de los ciudadanos es la mejor forma de conseguir un buen funcionamiento y, en consecuencia, el progreso de nuestra sociedad. Pero entendiendo participación no sólo como el mero acto de votar cada vez que se convocan elecciones a los diferentes estamentos públicos, sino participar de forma activa en el entorno que nos rodea. Esta participación tiene múltiples y variadas expresiones: va desde el mero hecho de recoger un papel en la calle y depositarlo ya sea en una papelera o en un contenedor de reciclaje, pasando por la aportación activa y consecuente de los impuestos para que sirvan para desarrollar los servicios públicos que todos disfrutamos (sanidad, educación, cobertura social, etcétera), y puede llegar hasta la afiliación política en un partido, para, a través del aporte de ideas y compromisos personales, tratar de contribuir de forma sana y honrada a la mejora del presente y futuro de la sociedad de la que formamos parte.

Aunque en estos tiempos la imagen de los políticos o personas «metidas en política» no sea la más buena, no me cabe duda de que estos sanos principios son lo que mueve a la mayoría de los mismos, sobre todo a los que no se ven y están en una segunda línea. Esa participación honesta, desinteresada y oculta es de mucho mérito, por lo que desde estas líneas reciban mi reconocimiento sincero y mi agradecimiento de conciudadano. Lamentablemente la mayoría de ellos están atrapados en una estructura inmovilista por el control férreo de las mismas por los llamados aparatos de sus partidos.

Personalmente tomé la decisión de afiliarme a Foro Asturias inmediatamente después de la celebración del congreso constituyente de marzo de 2011, una vez que a partir de las enmiendas presentadas por los afiliados se aprobaron por amplia mayoría de esos afiliados (insisto en este término) dos artículos estatutarios para mí esenciales:

Artículo 25 f: Se define un sistema de primarias a celebrar obligatoriamente en cada una de las agrupaciones para la elección del cabeza de lista unos meses antes de las elecciones de cada circunscripción (ayuntamiento, comunidad autónoma, Estado).

Artículo 30: Los cargos públicos a través de Foro que ostenten labores de gobierno no podrán permanecer en la institución de la que forman parte (ayuntamiento, Junta General del Principado, Congreso, Senado, etcétera) por un período mayor de ocho años y/o dos legislaturas, y en cualquier caso, aunque no hayan ostentado labores de gobierno, por un período mayor de 12 años y/o tres legislaturas.

Si bien en las elecciones de mayo de 2011 consideré que era razonable pensar que el escaso tiempo habido desde el congreso constituyente impedía la celebración de un sencillo y transparente proceso de primarias, no así lo consideré cuando, ya convocadas las elecciones de noviembre de 2011, nuevamente la designación de candidatos se hizo por el sistema «digital», es decir, de la designación a dedo por el presidente de Foro. Sin entrar en valoraciones de si el sistema de primarias es el más adecuado o no (de lo que no tengo duda alguna), el hecho de que la dirección de un partido político incumpla sistemáticamente sus estatutos o reglas de régimen interno en un tema de esta trascendencia resulta de extraordinaria gravedad y demuestra su talante real y lo que son capaces de hacer, pese a las peticiones que de forma reiterada se le solicitaron por personas afiliadas (como fue mi caso).

A todo esto hay que añadir las «explicaciones» recibidas de la «comisión de garantías y derechos estatutarios» del partido respecto a la no aplicación de este artículo de los estatutos 25-f; transcribo literalmente: «El artículo no incluye en su redacción fecha de aplicación y, por consiguiente, no hay incumplimiento». Obviamente, una ofensa a la inteligencia humana.

Pero que estas decisiones contrarias a la norma básica de funcionamiento (estatutos internos) se realicen además en el contexto de declaraciones como la que inicia este artículo (y no es la única, existen muchas más referencias de «democracia interna», «rebelión contra los aparatos de los partidos», etcétera) produce, por decirlo con educación, asombro y absoluto rechazo.

Por estas razones, precisamente por ser tratado como un siervo de la gleba, por el desprecio total a las normas internas y a las decisiones de los afiliados, y encima por la falsedad y engaño de las declaraciones públicas de sus dirigentes, me di de baja en Foro como afiliado con fecha 24/10/2011.

Lamentablemente, este trato de siervos de la gleba no es potestad única de un partido, como es el caso de Foro, porque resulta bastante evidente que algo similar se hace en otros partidos (por ejemplo el PP), en donde unos pocos, muy pocos, deciden quién, cuándo y cómo en todas sus decisiones. Esta ausencia de democracia interna, de debate interno, de confrontación de ideas, sólo sirve para reforzar el papel de autoridad suprema e incontestable de sus dirigentes y, al mismo tiempo al empobrecimiento del mensaje y propuestas de esos partidos. No obstante, es justo decir que no todos incumplen sus reglas internas, ya que estatutos como los del PP bien claro reflejan que todo el poder se concentra en la junta directiva. Al menos no mienten ni incumplen sus propias reglas de juego con el descaro que hacen otros.

Mientras esto continúe así, partidos como los indicados nunca podrán representar con la seriedad, honradez y garantías a los ciudadanos, seamos afiliados o no, en un sistema democrático. Y mucho menos ser la solución a los problemas actuales gravísimos de valores y ética de esta sociedad española. Como dijo Einstein, «dar ejemplo no es la principal manera de influir en los demás; es la única manera».

Y así no se construye un país, no se regenera una sociedad, y mucho menos se puede luchar contra una crisis económica y de principios morales como la actual, sino que sencillamente retrocedemos al pasado, un pasado feudal, del que tal vez nunca hemos salido, por mucho que algunos mintiendo con absoluta alevosía y tratándonos como perfectos estúpidos, y como lo que realmente somos para ellos, siervos de la gleba, nos digan precisamente lo contrario una y otra vez.

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