Nos van a dejar a dos velas
El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, hace pocos días manifestó a Antena 3 el alza del recibo de la luz en un 7 por ciento; aunque se había barajado entre un 5 y un 7, se escogió la mayor. Como siempre viene sucediendo, y añadió, como disculpándose, que se hacía en cumplimiento de un auto del Supremo que obliga a repercutir en la tarifa eléctrica o en las empresas la superación del límite anual de generación del déficit de tarifa.
Ante ello, a los pocos días (se diría que a escasas horas), la factura de la luz desde el 1 de abril es más cara. Es otro palo a las economías familiares. Nuevo golpe a nuestros bolsillos. Esta subida, que nos parece enorme, viene a decirnos que el futuro se nos presenta más oscuro.
Es muy duro que sea el consumidor quien siga financiando el sistema eléctrico para que se subvencione a las energías renovables y permita que se forren también los que producen energía con agua, carbón y centrales nucleares. Las que tienen gas asimismo registran grandes beneficios –aunque han tenido tiempos mejores– porque son las que más dependen del precio real de la materia prima.
Necesariamente, para que este raro e insólito sistema pueda seguir siendo sostenible hay que subir la tarifa de la luz al consumidor, aunque sea en plena crisis económica. Todo sin que éste sepa «grosso modo» que al que produce energía con el sol se le reconoce con una subvención de nada menos que casi 400 euros por megavatio y al que produce con viento, 90 euros, aunque tenga amortizadas sus instalaciones. Por otro lado, al que produce energía con agua a un coste de seis euros por megavatio se le paga como si costara 60. Y al que tiene una buena mina de carbón o una central nuclear lo que le cuesta 30 se le remunera con el doble.
Así que la solución es desde hace años relanzar gradualmente una subida de tarifas para no endeudar más al Estado, que es el garante de que los consumidores paguen el precio real de la luz a las eléctricas. Pero todo lo que sea apostar por las energías más baratas perjudicará a las renovables. Y allí también hay poderosos intereses. Los fondos estadounidenses tienen miles de millones invertidos en la burbuja fotovoltaica española, como ha subrayado en su día –lo recuerdo palmariamente– el influyente embajador de EE UU en Madrid, Alan Solomont.
Por otra parte, desde los comienzos del año 2007 hasta el costalazo económico actual, los gobiernos del PP primero y del PSOE después se han dedicado a hacer demagogia con el recibo de la luz y oficialmente congelaron las tarifas, aunque quien ya entonces se tomara la molestia de de leer la letra pequeña sabía que en realidad lo que se estaba haciendo era diferir, retrasar el pago. Actualmente, cuando menos falta hace, por razones obvias, parece haber llegado el momento de pagar aquella hipoteca.
Tratar de cobrar así de golpe con la peor de las crisis económica blandiendo es un verdadero palo para las economías familiares. Encender la luz de casa, hoy, cuesta casi un 43% más que hace cinco años. Pero desde el punto de vista del cálculo cortoplacista de aquel entonces (Rodríguez Zapatero y su Ejecutivo), quizá la jugada haya sido utilizada con astucia política: en el 2008 un tarifazo de esta categoría podría haber decidido unas elecciones. Mientras que ahora mismo la situación es distinta pues se acaban de celebrar votaciones con mayoría absoluta a favor del Partido Popular y por tanto no se corre el riesgo de perder ninguna votación. No obstante, es de desear que el nuevo ministro de Industria se defina por usar una política diferente a la que exhibió su antecesor en el cargo.
El recibo medio de la luz en las viviendas ya ronda los 70/80 euros al mes, con un 42,97% más que en el 2007, lo que supone, según datos ofrecidos por la organización de consumidores Facua, un fuerte incremento en el último lustro.
Y será muy cierto que esta reciente subida de tarifa venga exigida por imperativo del Tribunal Superior, de acuerdo, pero la percepción que tiene el ciudadano español es que las incesantes alzas en el recibo de la luz, en realidad, vienen dictadas por las propias compañías eléctricas.
Y eso, ministro Soria, tampoco es de recibo.
José Antonio Gutiérrez González
Piedras Blancas
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo