La falta de transparencia en Tapia
La Ley de Transparencia llega con 35 años de retraso, pero llega. Se trata, para entendernos, de que ningún político gaste más que el erario del que dispone, y no el de futuras generaciones, tal y como ha venido ocurriendo en todo este tiempo. Ya se sabe, de aquellos despilfarros, estos lodos. O lo que es lo mismo, de tantos organismos clonados, la mejor colocación y soldada para políticos sin apenas Bachillerato. Véase en Asturias, la Procuraduría General de Asturias (para colocar a amiguetes senectos: M.ª Antonia Felgueroso, hermana de la ex alcaldesa gijonesa, o Noel Zapico, político del PP, de vuelta; véase la Delegación de Asturias en Madrid y en Bruselas, ambas absolutamente inservibles, salvo para, insistimos, colocar amiguetes con soldada millonaria y contribuir así al desangramiento de la economía asturiana. De tantos coches oficiales, otros tantos conductores haciendo las veces de nurses; de tantos pagos por kilometrajes, visas oro, móviles de última generación, portátiles, cestas de Navidad con productos ibéricos, cafetería gratis para sus señorías autonómicas; de tantos viajes en primera clase (por aquello de no juntarse con la chusma); de tantos equipamientos faraónicos (11 en Asturias), sin saber qué hacer con ellos, ni con qué dinero, ahora los recortes.
En lo que a nuestro pueblo se refiere, Tapia de Casariego, el alcalde saliente Gervasio Acevedo, tras 20 años de desgobierno, no sólo nos ha dejado los últimos de la fila en casi todo, sino que, obviando los servicios prioritarios (accesos de entrada y salida a la villa); suministro de aguas como Dios manda (la más cara de Asturias, y más que en el Sahara); falta de saneamiento del río Anguileiro; falta de asistencia social a quienes verdaderamente la precisan y no a sus amiguetes; falta de reordenamiento del tráfico en nuestras calles; falta de mantenimiento del Colegio Público, del que siendo su director, Gervasio Acevedo ha dejado en estado de ruina y con el riesgo físico consiguiente para toda su comunidad educativa; falta de una política cultural y deportiva, con apoyo a los colectivos tapiegos; falta de optimización de la Escuela Municipal de Música; desatención total hacia el escaso patrimonio artístico y castreño del concejo; zancadillas al Instituto de Secundaria para solucionar la cubrición de su cancha deportiva, sólo por sus barriobajeras rencillas personales con quien fue su director e imán socialista local, Rafael Lavandera, pero en detrimento, claro, de toda la comunidad educativa del centro de enseñanza referido.
Eso sí, por su gran labor, y hasta donde de momento se conoce, está implicado en el mayor escándalo de corrupción política conocido en Asturias: «Caso Riopedre», sabiéndose, de momento, que tanto Gervasio Acevedo como el todavía aparejador municipal, Segundo Barrera, fueron obsequiados con sendas paletillas ibéricas de parte de las empresas implicadas en dicha corrupción. Pues bien, tras su nefasto desgobierno, Gervasio Acevedo nos ha dejado como herencia más de 1.200 millones de pesetas de deuda.
Así las cosas, nada extraña que el presidente Álvarez-Cascos haya prescindido de Gervasio Acevedo como representante autonómico, cargo para el cual ni reúne méritos, ni mucho menos capacidad. Gervasio Acevedo debe dar gracias a Dios de que la Ley de Transparencia no sea aprobada con carácter retroactivo, en cuyo caso debería dar con sus huesos en la misma cárcel que los dirigentes socialistas Riopedre, M.ª Jesús Otero, o Marta Renedo. No sería de extrañar, por lo tanto, que el próximo 16 de julio viéramos a Gervasio Acevedo, descalzo, llevando él solo sobre sus hombros a nuestra querida Virgen del Carmen. Al fin y al cabo, aunque demasiados tapiegos hayamos quedado de él hasta el gorro, la misericordia de Dios es infinita.
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