Somos peces y los políticos son robots. ¿En qué país vivimos?
Según leía la primera frase del comentario de la sección «Sociedad y Cultura» de LA NUEVA ESPAÑA (11-04-12) titulado «Un robot con forma de pez introducido en un banco consigue liderar y guiar al grupo», inmediatamente sentí un profundo malestar a la vez que una rabia contenida, no sin asunción de autocrítica, al ver reflejada a la ciudadanía en un momento tan dramático como el actual.
Es penoso ver cómo una sociedad, teóricamente avanzada o, como mínimo, ya históricamente escaldada, se deja dirigir, nuevamente, por especies alienígenas.
No sé qué es peor, si que los personajes que se presentan a liderar la comunidad sean unos individuos movidos por resortes nada sociables, o que aquella sea lo más parecido a un rebaño/banco de peces.
No puedo evitar recordar los chistes en los que se asimila una persona a un pez y se le representa abriendo y cerrando la boca insulsa, inexpresiva y automáticamente.
Si realmente los políticos no son robots, tienen que tener las mandíbulas desencajadas de reírse de nosotros, y no les sobra razón, aunque en las últimas elecciones autonómicas hubo un colectivo muy importante que no se consideró «banco de peces» y decidió que se iban a reír de su madre, con perdón.
José Benito Álvarez Bravo, Oviedo
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