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Los olvidos de Raimundo Abando

22 de Abril del 2012 - Francisco M. Domínguez Menéndez (Avilés)

Pide Raimundo Abando un cheque en blanco para el primer Gobierno de Rajoy ya que, según su criterio, todos los males que ahora sufrimos parten de una perversa estrategia política y económica llevada a cabo por la diarquía Zapatero/Rubalcaba, también conocida esta unión temporal bicefálica por el sobrenombre de Zapalcaba. Combinado lingüístico inventado por el gracejo castizo de la Presidenta madrileña. Claro que la ocurrente señora tenía por entonces que estrujar el sistema neuronal y hacer méritos a los ojos de Rajoy para cicatrizar las viejas heridas arrastradas desde el Congreso valenciano.

Igual que doña Esperanza, el señor Abando pretende hacer ahora de la necesidad virtud. Tanto derroche de habilidad argumental justificando las obligadas medidas restrictivas del gasto y, no nos olvidemos, también del empleo, tomadas por Rajoy, tienen el sano objetivo de ablandar el corazón de doña Cherines y facilitar la subida al trono democrático de su líder espiritual don Francisco Álvarez-Cascos.

Lo que no dice el señor Abando es que hay más políticas económicas que la disciplinar impuesta por Alemania, para conseguir los mismos objetivos con menos sacrificio de la clase obrera. Tampoco dice que estas políticas de ajuste salvaje nos van a costar décadas de retraso en el campo de la innovación e investigación y mucho menos alerta sobre el retroceso que significa para la educación de nuestros jóvenes las últimas medidas anunciadas por el Ministro Wert. Veremos si la COAPA anda con tanta celeridad para contraatacar la perversidad del proyecto de Real Decreto como lo estuvo para meter la pata en aquello de las tareas escolares. Lo del repago en Sanidad mejor no entrar a valorarlo.

También se olvida don Raimundo, no sé si intencionadamente, que en la liturgia económica de la derecha, a la que él pertenece, está escrito con letras de oro: no a la subida de impuestos. Justo lo contrario de la primera medida tomada por el muy liberal y centrado don Mariano Rajoy. Primer engaño en esta subida del Gólgota que terminará dentro de cuatro años habiendo retrocedido treinta.

Otra cuestión menor que tampoco parece motivar las reflexiones del señor Abando es aquella en la que Rajoy nos ocultó en su programa electoral todas las medidas antisociales que tomó. Y las que faltan, porque parece ser que estamos al principio de la primera etapa reformista. Exactamente igual que la ocultación del proyecto presupuestario hasta pasadas las elecciones andaluzas y asturianas. A esto, junto con la estrategia de la muy desastrosa herencia recibida, se le llama el juego político de las cartas marcadas.

A estos políticos como Raimundo Abando se les ve la pierna antes de quitarse el pantalón. Le gusta lo que hace y, a mi modesto entender, no lo hace mal del todo. Sabe que para seguir ejerciendo de máxima autoridad portuaria en Avilés tiene que proteger los intereses de Cascos, que son los propios, y esto pasa por soltar carrete argumental a favor de las estrategias merecidamente antipopulares del señor Rajoy.

Otro gran olvido del señor Abando que le convendría situar en la primera capa del recuerdo es que Cascos se ganó a pulso, con sus torpezas, las iras de un enemigo más fuerte que Cherines y que está sacando a diario toda la artillería pesada, que es mucha y con munición de alto poder destructivo. Si me permite la observación, debería usted tender puentes al diálogo, claro que FAC nunca aprendió a recitar el «Yo pecador...» Le deseo suerte en el intento si es que opta por la estrategia del acercamiento. Usted ya me entiende.

De todas formas, veo más cercano el pacto de la izquierda con UPyD que la alianza de las dos derechas. Pero no me haga mucho caso, tal vez confunda el deseo con la realidad.

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