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El precio de la energía y el déficit de tarifa

1 de Mayo del 2012 - Benjamín Fernández Martínez (Oviedo)

El pasado día 19 de abril, en el Colegio de Ingenieros de Minas de Oviedo, Endesa y HC Energía ofrecieron una conferencia sobre el déficit de tarifa en el sector eléctrico español.

Es muy conocido que somos un país energéticamente muy dependiente del exterior y que la protección de las energías renovables impuesta por el regulador y nuestras propias ineficiencias han disparado el precio de nuestra energía, por lo que las distintas administraciones que nos han gobernado desde 1998 hasta hoy han optado por mantener un precio unitario más reducido, que ha dado lugar a la aparición desde dicho año del llamado déficit de tarifa, que a día de hoy Endesa y HC Energía cifran en 23.000 millones de euros, cantidad que aspiran a repartirse proporcionalmente a la distinta repercusión que ese hecho ha tenido sobre ellas, según la participación de cada una.

Sin entrar a valorar la bondad o no de la cuantía de la cifra estimada por las compañías eléctricas, que habría que estudiar detenidamente a la luz de diversas variables, creo que es importante observar algunos hechos.

Mucho antes de la aparición del déficit de tarifa nuestras eléctricas no competían en precio con otros países europeos como Francia, lo que motivó, por ejemplo, que un empresario vasco optara por montar su acería eléctrica, ADA (Aciérie de l’Atlantique), en el sur de Francia en el año 1996.

El precio unitario de la energía influye poderosamente en la competitividad de otras muchas empresas industriales españolas, sobre todo las pertenecientes al grupo de grandes consumidoras de energía, en las que el coste de la energía es un componente importante del precio del producto fabricado.

El sector energético ha sido históricamente un oligopolio en nuestro país, y, a pesar de los intentos de liberalización, en la práctica aún estamos muy lejos de alcanzarla, por lo que las empresas eléctricas han carecido del estímulo imprescindible de la competencia y están lejos de conseguir la eficiencia que la situación económica general exigiría en cualquier circunstancia, mucho más en la situación actual.

Desde la desaparición de la tarifa G4 muchas empresas grandes consumidoras de energía han sufrido un deterioro en su competitividad frente al exterior y existe, por parte de algunas de ellas, una amenaza latente de deslocalización no ya a nivel provincial, sino a nivel nacional, siendo el precio de la energía una de las razones fundamentales.

Sabemos que la actual crisis ha obligado a cerrar un enorme número de empresas y ha situado a otras muchas en números rojos, con la profunda pérdida de puestos de trabajo que todos conocemos, pero no tenemos noticia de que nuestras eléctricas, a pesar del déficit de tarifa, estén incluidas en alguno de los grupos anteriores.

¿Qué ocurriría si el actual Gobierno accediese a las pretensiones de las compañías eléctricas y tratara de solventar ese déficit en un plazo más o menos corto? Es evidente que se dispararía el precio del kWh –más allá del que ahora estamos soportando– tanto para los particulares como para las empresas.

Con los antecedentes comentados, cualquiera consideraría imprudente la pretensión de las eléctricas, por lo que cabe pensar si lo que buscan es saldar el déficit o, más bien, acabar con la desigual, injusta y descomunal protección –entiéndase subvención– de algunas fuentes de energía respecto de otras, auspiciada por los últimos gobiernos, bajo la pretensión de impulsar las energías renovables.

Es cierto que en los 35 años de democracia nunca se ha abordado el problema energético en toda su dimensión. Se necesita hacerlo ahora, apremiantemente, para acabar con el enriquecimiento de algunos, vía subvención, mientras se dispara el precio de la energía, aumentan el déficit de tarifa y la ineficiencia del sector y, sobre todo, para encontrar un modelo que ofrezca seguridad de suministro de las diversas fuentes, potenciando las propias hasta donde razonablemente se pueda, para obtener finalmente un precio del kWh competitivo.

Finalmente, me parece loable la iniciativa del Colegio de Ingenieros de Minas para traer al conocimiento público el debate sobre el precio de la energía y el déficit de tarifa, pero creo que un tema de esta índole, con repercusiones muy fuertes sobre la actividad de otras empresas y sobre el precio que finalmente pagaremos todos los consumidores, debe hacerse dando voz a las diversas posturas, por ejemplo, a través de una mesa redonda que facilite la confrontación de los diversos puntos de vista.

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