Carta a un lejano amigo cumpleañero
Reynaldo Guido y Malina, fraterno amigo: cuando luciste cumpleañero y feliz los ya lejanos 75 te envié desde esta otra orilla del mar unos versos que se comprenden en mi libro «Palpitaciones poéticas... (páginas 63-64) como sabes; pasado ya ese tiempo en que lleno de vida y entusiasmos todavía, ahora en que nueve decenios «primaverales», ya nonagenario, cumples en mayo, día 27, una larga carta proyectaba dirigirte..., pero me dije: si llevamos más de medio siglo de escribirnos, una misiva así no tiene sentido, sería como repetirse narrando, como siempre, nuestros pueblerinos chismes, noticias de sucesos, tristes o festivos, con la excepcionalidad de estos últimos, ya que de cumpleaños el pasado 14 de febrero, 150 aniversario de tener ciudadanía legítima se «voló» Matagalpa, en que el «Grupo de intelectuales», entre otros sobresalientes actos, dieran su recital poético, según programación que me enviaste, rompiendo fiestas desde el 1 de febrero al 24; echando sí de menos a mi «Ateneo de Matagalpa» sin participación alguna y que fuera tan famoso en Nicaragua, como si se lo hubiese tragado el silencio... Es que los monseñor Julián Barni que fuera su presidente honorario y obispo inolvidable de nuestra Diócesis (q.e.p.d. 15-11-1994), no se repiten. Qué gran pena que sus sucesores no dieran a conocer al pueblo, como lo hicimos en su día nosotros, la constitución de esa primera Casa de la Cultura sita desde su nacimiento en la Residencia Episcopal, pues la cultura como el estudio es lo que hace superar en todos los aspectos la vida de alguien; las riquezas materiales así como nacen, también perecen... Siempre recuerdo el consejo que me diera mi adorada madre, humilde y muy trabajadora ella, cuando con sacrificios me enviara a estudiar a Europa y que de nuestras cartas, amigo Reynaldo, no conoces: «Oye, Heradio, vas a ir a un lugar lejano que se llama España, que no sé en qué lugar del mundo queda, espero que sigas estudiando como hasta ahora al bachillerarte (1956) lo hiciste; ten presente, hijo, lo que vayas aprendiendo para el futuro será tu riqueza, nadie, jamás te lo podrá quitar, sólo la muerte»... No olvido que se le humedecieron sus ojos y a mí me puso muy triste. Este pasaje de mi vida, tú que sabes mucho de ella, te lo dije nunca... Querido «Darling», de popular mote, tus verdaderos amigos de la grandeza de tu corazón bien lo sabemos, pues quien te conoce de veras llega a quererte, totalmente lo mereces. Como antes dije, no iba a dirigirte una carta, pensaba más bien en dedicarte estos versos de mi inspiración modesta, léelos, escúchalos... Cumpleañera amistad: «90 primaveras, nada menos, / se vuela nuestro «Darling», Guido, / dejándonos a todos como memos, / absortos hoy por tanto año cumplido. / La luz de su cerebro, como vemos, / deslumbra al más incrédulo, jodido, / envidiosos, si es que los tenemos, / o a más de un «sabio de esos», presumido. / Con títulos docentes, doctorales, / que abundan, bien se sabe, en todas partes, / como en domingo los nacatamales. / Reynaldo es poeta y no gusta de males, / autodidacta escritor que da a raudales/ su amor por Matagalpa... ¡¡cuánto vales!!»... Desde el Principado de Asturias, donde hace siglos nacieron las Españas.
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