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El naufragio de la economía

7 de Mayo del 2012 - Mercedes Rodriguez de Castro (Los Campos)

Cuando empiezan a apagarse los ecos del más importante naufragio de la Historia, cuando la prensa ya no lo considera noticia de cabecera, es en este momento cuando yo quiero rendir mi particular homenaje a todas aquellas personas que no fueron cabeza de titulares, que no estaban en la planta noble, que no escucharon a la orquesta tocar hasta el final, que ni siquiera podían respirar aire fresco, porque estaban confinados en segunda y tercera, y quién sabe si aún más abajo y no pudieron alcanzar la cubierta, porque entre otras cosas les cerraron las puertas. Estas personas fueron asesinadas sencillamente porque había demasiadas y no había botes salvavidas suficientes para todos... y, por supuesto, quienes más merecían salvarse era los millonarios y poderosos de primera clase, no vaya a ser cosa que creamos que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos.

En estos momentos de incertidumbre económica, cuando nadie sabe qué va a pasar, cuando algunos se sentaron a una mesa bien servida, comieron y bebieron hasta que se hartaron y a nosotros no nos dejaron ni las sobras pero además tenemos que pagar la factura, es en este momento cuando me parece que estoy en ese barco, que me cerraron las puertas y que no hay para mí tampoco un bote salvavidas en el que ponerme a salvo.

Necesitamos volver a creer en nosotros mismos, necesitamos dejar de sacar ese látigo con el que tanto nos gusta fustigarnos a los españoles, tenemos que levantar la cabeza para tomar aire e impedir que nos usen, abusen de nosotros, nos despojen de todos nuestros derechos, de todas nuestras conquistas de bienestar de dignidad, y tener el coraje que en otros tiempos tuvieron los que consiguieron para nosotros la sociedad de la que hasta ahora disfrutábamos.

Permitir que la derecha nos vuelva a llevar a la miseria dejando que la salud y la educación pasen a manos privadas manipulando y retorciendo la verdad y haciéndonos creer que fuimos nosotros los que causamos este desastre cuando fueron ellos y a los que ellos amparan los que sin escrúpulos cambiaron las reglas –o, mejor aún, las eliminaron– sería tanto como traicionar todo lo que tantos estábamos comenzando a divisar en este país, la luz de la Cultura con mayúsculas, de la tecnología, de la investigación , del ser país receptor no emigrante, de poder dialogar sin complejos con los demás.

Pero la derecha, ya sea española o europea, no permite ni permitirá que eso suceda no sólo en España sino en ningún país del arco mediterráneo porque la estrategia alemana, finlandesa, sueca –y, en fin, de todo el norte de Europa– es que los países mediterráneos abandonen cuanto antes la zona euro. Para ello están dispuestos a convencer a los mercados de que no podemos pagar nuestras deudas, de que somos insolventes y de que invertir en estos países no sólo es ruinoso sino que no tiene futuro, pero acabar con los países mediterráneos no sólo no es la solución sino que dejaría al resto de Europa –aunque ellos no lo crean– en una situación de debilidad y falta de credibilidad frente a otros mercados más novedosos.

Un barco comienza a zozobrar casi siempre por abajo, se inundan por estancos pero al final todo él termina en el fondo del mar.

En este estado de cosas Europa es ese barco que no puede depender del Gobierno de uno o de dos países, vaciando de poder a todos los demás representados en el Parlamento europeo,

Sólo con consenso con amplitud de miras y pensando que esta unión es buena para todos por igual, sin supremacías trasnochadas, sin poner por delante los intereses de unos pocos perjudicando a todos los demás creyendo que con ello eliminarán el resto los problemas, sólo entonces esta unión tendrá futuro.

Para los que como yo ya hemos vivido algunas crisis, ya sabemos que todo es un ciclo, que todo comienza y termina y que en esta globalizada economía o nos salvamos todos o naufragamos todos. Que no se equivoquen: esta vez tiene que haber salvavidas no sólo para primera clase sino también para todos los demás.

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