Mancomunar, o cómo escurrir el bulto
Al nuevo Gobierno que preside Rajoy cada vez le va a ser más difícil seguir adelante con las reformas que pretende aprobar, como nos anunció el propio D. Mariano, en todos los consejos de ministros de los viernes. Los cartuchos en la recámara se están agotando.
Ya se ha hecho una reforma laboral salvaje, ya se han tocado la sanidad y la educación, ya han subido el IRPF, ya nos han prometido que para el año próximo (ya verá usted como se adelanta la medida) subirán el IVA y los impuestos especiales (gasolinas, tabaco, etcétera). Sumidos en la vorágine de intentar sacar dinero hasta debajo de las piedras, los ministros del equipo económico del Gobierno del PP hablan incluso de privatizar algunas empresas estatales que todos consideramos intocables, como Renfe. Conviene recordar el lamentable estado en que quedaron los ferrocarriles británicos cuando Margaret Thatcher, otra conservadora, tomó la misma medida. También se adelantan globos sonda para ver hasta qué punto puede llegar el aguante de la gente. El último ha sido el que hablaba de la pretensión gubernamental de cobrar por usar las autovías, bajo el pretexto de que necesitan mantenimiento. Como si la gente no pagara ya suficientes impuestos, sobre todo en los carburantes, que son, entre otras cosas, para eso. Ante la irritación de la calle, de momento, el Gobierno se la ha envainado.
Sin embargo, el debate para los próximos días va a estar centrado alrededor de los ayuntamientos, porque todos los expertos coinciden en que es necesario reorganizar el Estado en esas administraciones y porque ya hay un clamor popular que pide esa reforma. En España tenemos 8.108 ayuntamientos, una cifra exagerada si tenemos en cuenta que una gran parte tiene menos de 10.000 habitantes, e incluso hay muchos que administran sólo a unos cientos de personas. El sentido común aconseja una reducción drástica, pero con la Casta hemos topado. Miles de personas, que llevan años viviendo de la política y no tienen pensado hacer otra cosa, se irían a la calle si el número de ayuntamientos se redujera, por ejemplo, a la mitad. Para que nos demos una idea del problema que tienen los políticos, un Ayuntamiento con menos de 250 residentes, por ley, tiene derecho a tener 5 concejales; uno de menos de 1.000, 7; uno de menos de 2.000, 9; uno de menos de 5.000, 11; uno de menos de 10.000, 13; etcétera. Es decir, si se mete tijera en las corporaciones locales económicamente inviables, entre concejales y alcaldes irían a engrosar las listas del Inem no menos de 40.000 cargos públicos. Eso sin contar otros empleados de confianza, secretarios, ordenanzas, etcétera. El ahorro sería de varios miles de millones de euros, un dinero precioso en la actual coyuntura económica que vive nuestro país. Pero, ya lo verá usted, los mismos que no se cortan un pelo en saquear los bolsillos de los ciudadanos y recortar los derechos sociales que tanto costó conseguir se van a resistir como gato panza arriba a perder su modus vivendi. Por eso, la palabra mágica que vamos a escuchar mucho estos días va a ser la de mancomunar, o sea, agrupar los servicios públicos de varios municipios para abaratar costes. No está mal, pero es otra cosa lo que quieren los ciudadanos. Señores de la Casta: no escurran ustedes el bulto.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo