Gestos pascuales
La totalidad de los comentaristas que un servidor leyó o escuchó estos días opinando sobre la expropiación que sufrió Repsol-YPF en Argentina consideraban la noticia como negativa y ponían de chupa de dómine a la señora Kirchner y a sus «boys». Sin entender gran cosa de economía, sin sentir especial admiración por doña Cristina y sin considerarme menos español que los demás, a mi modesto entender la noticia es más positiva que negativa. Como otras empresas, Repsol viene obteniendo desde hace lustros pingües beneficios en Argentina; de esos beneficios dedica lo menos que puede a inversiones; al parecer, los trabajadores tampoco están especialmente mimados, la empresa incurrió en excesos en materia medioambiental, vende el producto en el extranjero y Argentina se ve obligada a comprar gas y petróleo teniéndolos en su subsuelo... Sin llegar a suscribir el adagio según el cual «el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón», me parece de perlas que de vez en cuando surjan Cristinas que les pongan las peras al cuarto a estas multinacionales para que no se crean que todo el monte es orégano. Hay que frenarlas con la ley en la mano, pero hay que frenarlas.
Entre las noticias nacionales escojo una de esas que vienen en la esquina del periódico y pasan desapercibidas. El Gobierno gallego ha tomado en consideración a los concebidos no nacidos a la hora de establecer los baremos de ayudas para la compra de viviendas. En estos tiempos en los que la necrofilia y la tijera campan a sus anchas entre los que gobiernan, tiene doble mérito que el gabinete de Núñez Feijoo no sólo reconozca la personalidad del «nasciturus», sino que además le conceda subvenciones, máxime considerando que, a nivel nacional, el PP, hasta el momento, estaba siendo tan abortista como el PSOE. Precioso gesto pascual, que sería de desear que cundiese.
Del panorama regional destaco como positiva la desaparición (servidor diría suicidio) del diario «La Voz de Asturias». Ya sé que en el peculiar credo de los políticamente correctos «algo se muere en el alma cuando se muere un periódico», pero uno reza otro credo, que también es peculiar, y sostiene que el hecho de que desaparezca un periódico casado con el poder, en vez de con la verdad; que desaparezca un periódico que antepone una bandera política determinada a la imparcialidad y a la objetividad informativa... no sólo no es negativo, sino que es muy positivo para la sociedad asturiana, que se libera así de mentira y manipulación. Muy significativo que el cierre se haya producido en tiempo pascual. Nada es por casualidad.
Por seguir de mayor a menor, qué menos que dedicarle unos renglones a nuestra ciudad, y dentro de ella quisiera destacar hoy a unos héroes casi anónimos: los directivos del fútbol modesto, que cada semana dedican parte de su tiempo, y a veces hasta su dinero, a realizar esa hermosa tarea pascual de liberar de las esclavitudes de la calle a cientos de niños y adolescentes. A pesar de que la natalidad no está precisamente en alza, en Vetusta todavía «hay más hierba que tená» y andamos escasos de instalaciones deportivas. Hace un año se anunció que se concluían las obras de dos nuevos campos en La Pixarra, se organizó incluso un partido de inauguración, coincidiendo «casualmente» con unas elecciones... y un año después todavía no se pueden usar esos campos. ¿Serían tan amables los inquilinos de la Consistorial de tener el gesto pascual de remover los obstáculos que impiden el uso de los dos nuevos estadios de La Pixarra? Gracias.
Como guinda del pastel pascual, una historia de andar por casa, por nuestra casa eclesial: en la reciente Semana Santa una persona se anima a confesar, después de varios años; en el diálogo con el confesor acaba reconociendo estar enemistada desde hace años con otra persona, aunque la culpa la tiene «naturalmente» la otra persona; el confesor le impone como penitencia el correspondiente intento de acercamiento; el penitente acepta el reto... y se produce el feliz desenlace reconciliatorio. Dirás que no es un caso para contar en el periódico, pero lo cuento porque no deja de ser un precioso gesto pascual.
José Manuel Fueyo Méndez, párroco de Nuestra Señora de Covadonga, Oviedo
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