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A unos compañeros de la AMSO

9 de Mayo del 2012 - Gerardo Prado Pérez (Oviedo)

Como militante de la AMSO-PSOE he seguido con el máximo interés las circunstancias políticas y jurídicas por las que han pasado los catorce compañeros que fueron expedientados y suspendidos de militancia por pedir primarias para la designación del candidato/a a la Alcaldía de Oviedo en las elecciones municipales y autonómicas del mes de mayo del año 2007. Partiendo del hecho de que, en esos últimos años, la política, y su ejercicio, es el ámbito social que más impresión da de paralización, de ser un lugar en el que única y exclusivamente se administra el estancamiento, fue un soplo de aire fresco ver cómo catorce compañeros, militantes de base, que no son profesionales de la política, sino de sus respectivos oficios y quehaceres, plantaban cara al aparato con un discurso coherente y con una petición que todos los progresistas debiéramos compartir: la democracia interna en nuestro partido.

Tras la apertura de los expedientes de suspensión de militancia por parte de la FSA, con el apoyo explícito de los dirigentes de la AMSO, estos compañeros presentaron las correspondientes alegaciones ante los órganos federales del partido, siguiendo de este modo, de una forma escrupulosa, el procedimiento establecido en las normas que rigen nuestro funcionamiento interno. La respuesta del máximo órgano del partido fue confirmar las sanciones, ante lo cual acudieron a la vía judicial con el resultado de que, tanto en la primera instancia como en el recurso de apelación interpuesto por el partido, la victoria de estos compañeros fue clara, manifiesta, contundente y justa. El empecinamiento del partido fue en aumento y a las cabezas pensantes no se les ocurrió mejor idea que recurrir en casación ante el Tribunal Supremo, con el alto coste económico que ello supone (¿12.000 o 18.000 euros?), instancia a la que, con acertado criterio, estos compañeros no acudieron, entre otras razones debido a que las suspensiones de militancia ya habían finalizado y muchos de ellos estaban ya participando activamente en la vida del partido. La sala primera del alto tribunal ha sido contundente en su fallo, ha ratificado las sentencias del Juzgado de primera instancia y de la Audiencia Provincial de Oviedo, anulando las sanciones y estableciendo la primacía de la libertad de expresión de los militantes sobre determinadas «verdades incontestables» de los aparatos, no sólo de nuestro partido, sino de todos, y, en definitiva, estableciendo que los catorce compañeros no vulneraron disposición alguna de nuestros estatutos.

Quiero aprovechar la oportunidad que me brinda este medio de comunicación para agradecer a esos catorce compañeros la valentía que han tenido para sacar a la luz sus opiniones, sus ideas políticas y su disposición a luchar por conseguir un PSOE mejor, de todos los que componemos su estructura y particularmente de su militancia de base. En la travesía de la suspensión de militancia, estos compañeros han mantenido sus criterios, en soledad; pocos, muy pocos, de los militantes de la AMSO han salido públicamente a prestarles su apoyo, creo que se pueden contar con los dedos de una mano y aún nos sobrarían dedos. Han sufrido desprecios sangrantes, como por ejemplo cuando a una de las compañeras suspendidas se le impidió, por parte de un miembro de la comisión ejecutiva y ex concejal, entrar en la Casa del Pueblo. Claro que, como decía en su día el inventor del peronismo argentino: «En política hay que utilizar a todos. No se puede elegir solamente a los buenos, pues entonces se quedaría sólo con tres o cuatro elementos y con éstos no se puede formar un movimiento político». Es decir, en los partidos políticos también tienen cabida los mediocres, y en los últimos tiempos esta especie es abundante.

Causa hilaridad que la respuesta del secretario general de la AMSO ante la sentencia del Tribunal Supremo sea mirar para otro lado y tirar balones fuera argumentando que se trata de un tema de Madrid y de la FSA, cuando él llegó a calificar a una lista presentada para el último congreso como la de «los expedientados», en un ejercicio de estigmatización de unos compañeros que no comulgan con el discurso único que él propugna. Lo menos que debería hacer es pedir disculpas públicas por el error cometido, no sólo por los órganos federales y de la FSA, sino también por él y por sus comisiones ejecutivas.

Se avecinan tiempos de congresos, a nivel autonómico y local, y en lo que respecta a la AMSO y la elección de una nueva comisión ejecutiva espero que esos compañeros presenten alternativa, pues durante todo este tiempo han mantenido un discurso coherente, una forma de entender el partido y la agrupación distinta de la actual, con una participación activa y constructiva en cuantas asambleas y actos se han celebrado y con un mensaje claro: el partido y la agrupación son de los militantes, pero es necesario hacerse visibles ante la ciudadanía. Desde luego, en estos procesos mi referente sois vosotros y mi voto será vuestro.

Gerardo Prado Pérez

Oviedo

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