Cinturón Verde y la política social municipal ovetense
Desde que, hace veinticinco años, un iluminado Gobierno socialista decidiese una mañana, a golpe de real decreto, expropiar el grupo de empresas Rumasa para que, tres decenios después, los españoles pagásemos sus tropelías de nuestros bolsillos, pocas sociedades mercantiles han sido tan zarandeadas, vilipendiadas y despreciadas como la que preside desde hace un año quien les habla: Cinturón Verde de Oviedo, S. A.
Cinturón Verde es la palabra en la boca de los grupos de la oposición cuando se quedan sin palabras (lo que sucede muy a menudo), el Leviatán filosófico y el Armaggedon bíblico de este Ayuntamiento, el causante de todos los males, conforme a la conocida teoría de la oposición de que, si todo va bien, sin duda Cinturón Verde tendrá que ir mal por algún motivo, que no conocen pero puedan conjeturar. Así llevo escuchándolo quince meses y así lo soportan los ciudadanos de Oviedo desde hace ya demasiados años. La diferencia es que mientras que los que ocupamos cargos de responsabilidad en la sociedad hemos ido aprendiendo y realizamos nuestro trabajo, otros critican, y no hacen nada más, porque ni saben ni quieren.
La expresión preferida de la oposición es «la deuda de Cinturón Verde», que parece ser como la fuerza mayor, imprevisible e inevitable. Sin embargo, procede una precisión, tanto jurídica como contable: para que una deuda sea tal, ha de tener tres requisitos: ser líquida, vencida y exigible; requisitos que no se dan en este supuesto, pues puedo asegurar que la sociedad cumple puntualmente con sus obligaciones con las entidades bancarias, y seguirá haciéndolo en plazo, para desazón de agoreros.
Y esta crítica pertinaz, obstinada e inclemente la realizan los mismos que se llenan la boca pidiendo «política social» (lo cual es curioso en una ciudad cuya concejalía de Servicios Sociales administra el mayor número de centros sociales en ratio en ciudades de toda España, y la atención a discapacitados, mayores y personas de escasas rentas es modelo nacional a imitar). Y manifiesto que es curioso porque precisamente Cinturón Verde de Oviedo, S. A. realiza eso: política social. Pero de la que tiene certeza y cuesta dinero. De la que es palpable y tiene resultados para los ovetenses.
En una ciudad en la cual las plazas de garaje se venden a una media de 25.000 euros, un total de 3.618 familias de Oviedo han podido acceder a una plaza de aparcamiento para su vehículo, de las que comercializa Cinturón Verde, a una media de 9.500 euros. Y no solamente eso, porque hay otras 1.255 familias que ni siquiera pueden acudir a un crédito para pagar dicha cantidad ni, por supuesto, pagarla de su peculio, motivo por el cual, por la eximia cuota de 44 euros mensuales, pueden estacionar, a su elección, en once aparcamientos distintos de los que componen la red municipal de estacionamientos públicos en el denominado sistema de rotación.
Y todas esas familias, que han mejorado sensiblemente sus vidas y ya no vagan una hora diaria al acecho de un aparcamiento en la vía pública de muchos barrios que no lo tienen (Argañosa, Vallobín, el Cristo, Pumarín, la Tenderina...) están agradecidas y no desairan permanentemente a la sociedad mercantil sin motivo.
Subtítulo: La expresión preferida de la oposición es "la deuda de Cinturón Verde», que no es tal deuda
Destacado: Hay miles de familias que han mejorado sensiblemente sus vidas y ya no vagan una hora diaria al acecho de un aparcamiento, lo han comprado o alquilado
Esta mercantil es ejemplo de gestión, de transparencia y de resultado. Y si no, que se lo pregunten a los casi 4.000 ovetenses que tienen una plaza comprada a la sociedad. Otras sociedades públicas, de las que gestiona el Principado de Asturias (Vipasa, Gispasa, Recrea, hasta los nombres provocan hilaridad), son precisamente lo contrario: pozos sin fondo donde enterrar el dinero, chiringuitos para colocar a los amigos, lugares donde los conocidos pueden, sin obstáculo, encajetar un proyecto o cobrar algún antiguo favor. Y las gestiones de sus responsables vienen marcadas por episodios como que la Policía Judicial tiene que entrar a llevarse los expedientes por las infinitas irregularidades de los mismos. Y todavía tenemos que aguantar las críticas en esta sociedad inmaculada.
Si hacer política en un Ayuntamiento es transmitir los sentimientos y necesidades de los ciudadanos, quienes critican sistemática e infundadamente no están haciendo lo correcto. Tómense su tiempo para saber qué es lo que están haciendo y lo que los ciudadanos les exigirán. Mientras tanto, el sistema público de estacionamientos seguirá avanzando con éxito y el sistema de rotación, incluso en tiempos de crisis, seguirá incrementando sus usuarios. Otras administraciones tiran nuestros dineros mientras aquí administramos recursos.
Iván de Santiago es concejal de Patrimonio del Ayuntamiento de Oviedo y presidente de Cinturón Verde de Oviedo, S. A.
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