Quebrantahuesos: de un plumazo
Uno puede trabajar si trabajo tiene- por cuenta propia o por cuenta ajena pero también hay quien trabaja a cuenta ajena. Es quien del trabajo de otros vive apuntándose como suyo el tanto. Hablamos del Quebrantahuesos y de sus huevos, los mismos que si sobreviven serán trasvasados a Asturias contra viento de compasión y marea ética, sin ciencia y con la certeza mortal de que en vuestras montañas sigue vivo y sano el veneno. Volvamos a los trabajadores a cuenta ajena son los que con razones peregrinas, usamos este término pues cada año cambian o simplemente no existen las razones, vacían un nido haya huevos o pollito. Y se hace cuando falta poco para que nazca libre el ave, es forma preventiva de reducir los posibles errores mortales durante la incubación artificial pero fechoría y agresión a unas aves. Aves que se han currado un invierno cuidando de su huevo, que se han currado un nido y que aún antes se han currado un romance de silbidos y abrazos en el cielo. Meses de trabajo que de un plumazo los trabajadores a cuenta ajena hacen suyo (cobrando con dinero de todos) con palabras épicas y estrepitosas: rescate, cría en aislamiento humano o cría campestre (dentro de una jaula se entiende). Palabras que alimentan vanidades, justifican subvenciones, insolventes proyectos de trasvase de aves y que deberían servir para reconsiderar quien trabaja y quien lo hace a cuenta ajena. David Garcia Fernández, portavoz de LAliaga, Barbastro.
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