Yo soy de las «alas»
Y por eso quiero que siga habiendo tres circunscripciones electorales en Asturias, sólo faltaba a los que no viven en Oviedo o Gijón o Mieres o... tengan que estar sometidos una vez más a los urbanistas insolidarios, que sólo se ocupan del medio rural para aprovecharse de él.
¿Qué es eso de que los votos tienen que ser iguales para todos?, vaya falacia, los votos tienen que ser equitativos, es decir, iguales entre iguales y sin duda la igualdad, desde el punto de vista social o condiciones de vida, entre el vecino de las «alas» y el vecino de Oviedo es pura entelequia. Por supuesto, no puede haber universidad en cada pueblo, ni siquiera instituto de enseñanza media, ni un súper hospital, ni autopistas de acceso, o una gran superficie comercial, pero lo suyo es compensar esas limitaciones en lo posible.
Sin embargo, hoy por hoy parece que, en términos de necesidades sociales, la vida en el medio rural es un poco más complicada que en las ciudades de la circunscripción central. Por mucho que los urbanistas digan cuando van a pasarse un fin de semana a mi pueblo u otros similares «qué bien vivís aquí, sin prisas, sin ruido, sin contaminación, qué tranquilidad...», pero la realidad es que la gente marcha, marchamos desde el campo a la ciudad y cuanto más lejos del centro, mayor despoblamiento, porque las condiciones de vida en la ciudad son más agradecidas empezando por las mayores posibilidades de educación, trabajo, servicios sanitarios, etcétera..., es decir esa supuesta igualdad no existe ni de lejos.
La idea es que tiene que haber una discriminación positiva de carácter político a favor del medio rural alejado del meollo de Asturias y digo de carácter político porque a la política corresponde diseñar, proponer, aprobar y ejecutar todas aquellas iniciativas que incidan en esas desigualdades, de tal manera que cada vez sean más tenues.
Estamos hartos de oír eso de «no sé para qué se gasta tanto dinero en hacer tal carretera a tal pueblo, sería mejor que se diera una paga a los cuatro vecinos que son y saldría mucho más barato», eso es absolutamente indignante. También podemos hablar de la repercusión y fuerza que tiene cualquier conflicto laboral en Ensidesa, la naval, los mineros, etcétera... en comparación con cualquier problema social o laboral en el medio rural; sin embargo, la gran reconversión con pérdida de puestos de trabajo, en definitiva de medio de vida, desde los años ochenta se dio en el medio rural asturiano, eso sí que fue una reconversión.
Los intereses de un vecino de Gijón, aparte de los básicos, son muy distintos de los de un vecino de Ibias o de Ponga, pero, claro, como en la zona central urbana de Asturias está la inmensa mayoría de la población, con una única circunscripción, los políticos se preocuparían fundamentalmente de los intereses de esa zona; ya se sabe, los políticos maximizan los resultados electorales igual que una empresa maximiza los beneficios, por lo tanto no tendrían demasiado en cuenta las aspiraciones de vecinos de las zonas rurales menos pobladas; en definitiva, mucho más indefensos, por tanto.
Un argumento de los que defienden la circunscripción única para tacharnos de demagogos a los que defendemos las tres circunscripciones es que los que se presentan en las listas por el Occidente o el Oriente puede ser vecino incluso del centro, ¿cuál es el problema? De lo que se trata es de que los que quieran tener representación en esas circunscripciones tengan que preocuparse de sus necesidades. Prácticamente la única herramienta que les queda a los habitantes de las circunscripciones de las «alas» es la discriminación positiva de su voto, no la suprimamos y, por supuesto, no la demonicemos en aras de una hipotética igualdad que no es tal.
Víctor Méndez Fernández, Oviedo
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