León XIII y el Estado argentino
Leo la carta «Gestos pascuales», del 9 de mayo, escrita por don José Manuel Fueyo, párroco de Nuestra Señora de Covadonga, en la que expone su opinión sobre cuatro puntos. El que más me interesa es el primero, la expropiación de Repsol-YPF en Argentina, siendo mi posición bastante diferente de la del señor Fueyo. Partiendo de la base de que, en efecto, el error a combatir es la «voraz usura», como dice León XIII en su encíclica, fundamental, «Rerum Novarum», hay que tener en cuenta el que la acción del Estado argentino (y posiblemente de cualquier Estado) no sea tan positiva como el señor Fueyo da a entender. Creo que en este aspecto está siendo muy optimista sobre «la señora Kirchner y sus boys», y muy pesimista sobre Repsol-YPF. Esta compañía, española, tiene doble legitimidad, de origen y de ejercicio; de origen, porque se llegó a un trato, desde la negociación y sin violencias, y de ejercicio, porque la empresa es la que se arriesga con su capital a hacer negocio y crear riqueza, y no con el capital del Estado argentino (que, por cierto, es un Estado confesional-católico). Le parece raro al señor Fueyo que Argentina compre petróleo. Repsol-YPF vende petróleo a Argentina, a empresas argentinas y a empresas extranjeras, porque ellas lo piden y Repsol lo obtiene y lo vende. ¿Acaso espera el Estado argentino que el petróleo que saca Repsol -arriesgando su capital, repito- le sea relegado? Repsol-YPF ofrece ese producto de acuerdo con el precio que fija la oferta y la demanda (excepto los países de la OPEP, que lo venden como les da la gana, es decir, muy caro). ¿Acaso cree el señor Fueyo que la acción del Estado argentino será menos lesiva para el bolsillo del contribuyente medio argentino? ¿Cambiará las cosas la presencia de una empresa china, por ejemplo? Quizá sólo cambie una: que el Estado argentino sea no más rico, sino menos pobre con el dinero de una expropiación, es decir, de un robo. Y luego está el tema de los trabajadores, sustituidos muchos de ellos por funcionarios del Estado, y este tipo de trabajadores sí que está «mimado». Retomando a León XIII en su encíclica «Rerum Novarum», se dice: «Los socialistas empeoran la situación de los obreros todos en cuanto tratan de transferir los bienes de los particulares a la comunidad, puesto que privándolos de la libertad de colocar sus beneficios, con ello mismo los despojan de la esperanza y de la facultad de aumentar los bienes familiares y de procurarse utilidades».
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