«Zona azul» en Cangas de Onís
La noticia de implantar la «zona azul» en los aparcamientos de Cangas de Onís no dejó indiferente a los vecinos de este concejo. Sin duda, es otra medida recaudatoria, de ésas a las que nos tiene acostumbrados este sistema. El único argumento que «nos venden», es que habrá más movilidad... Ya lo creo, cobrando es lógico. Salvo en agosto, no hay problemas para aparcar, y en esa época los grandes aparcamientos, ya son de pago. ¿Se pararon a pensar en los ciudadanos que trabajan en Cangas y necesitan aparcar a diario? Seguro que no, nuestros «maravillosos» políticos ya tienen reservados dos aparcamientos junto al Ayuntamiento, y eso que se dice que todos los ciudadanos, tenemos «los mismos derechos».
Resulta preocupante que en el plan de saneamiento económico del Consistorio ya aparezca una partida que provendrá de dicha zona azul, pero más preocupante es la contratación de un «asesor económico», teniendo a una persona muy competente, como es el concejal de Hacienda, que además no percibe ni un euro de las arcas públicas.
El problema no radica en recaudar más, sino en gastar menos, sólo abrir las puertas del Ayuntamiento nos cuesta a cada vecino 1.400 euros al año o, lo que es lo mismo, algo incomprensible en un concejo de poco más de seis mil habitantes. Aunque, bueno, viendo que se gastan 7.000 euros mensuales en teléfono, «las cuentas salen».
Sobran personal, vehículos y teléfonos. En la sección de obras, para cambiar tres baldosas y dos bombillas, hay un «jefe de obras» con vehículo y teléfono oficial, cuando hay un miembro «liberado» del equipo de gobierno para tales menesteres. Con los consistorios en quiebra, urge la fusión de ayuntamientos, y la adopción de medidas que fiscalicen la gestión de los políticos y hagan pagar con su patrimonio los desaguisados que dejen tras la marcha de su cargo. Veremos qué ocurre en Asturias con el nuevo «invento político», el tripartito, «más al reparto». En un país donde este capitalismo neoliberal se llevó por delante las ideologías, y donde no existe izquierda ni derecha, sino los de arriba y los de abajo, y la corrupción salpica a las más altas instancias, poca moral podemos tener los ciudadanos, que estamos en el último eslabón de la cadena, viendo cómo la clase política, sea de ayuntamientos, comunidades, o Gobierno central, sigue despilfarrando el dinero público en vehículos, dietas y, claro, en sueldos de «escándalo».
Quien no se haya desprendido de las pesetas que las vaya sacando, que al euro le quedan cuatro días. La crisis también tiene cosas buenas, nos hizo una radiografía de políticos, sindicalistas y banqueros, y una vez puesta la misma a la luz, se ve que están en una «enfermedad terminal», el sistema «está acabado».
Javier Con Fernández, Mestas de Con (Cangas de Onís)
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