De justicia y otras bromas
Hace algo más de un mes mi hija y dos amigas sufrieron en Oviedo un atraco con violencia por parte de tres magrebíes, supuestamente menores de edad, huidos habituales de uno de los muchos centros de acogida que para su inserción social costeamos todos los asturianos. Siguiendo las recomendaciones policiales y pese a la nula esperanza de recuperar lo sustraído, presentaron la correspondiente denuncia, acompañada de los partes médicos, con el fin de contribuir en lo posible a la erradicación de esta lacra. Al cabo de unos días, son citadas en el Juzgado de Oviedo para una rueda de reconocimiento. Todos tenemos en mente las que se realizan en las películas y ésta no distó mucho de ese concepto, si hablamos de una película de humor absurdo de serie C. Que delincuentes y testigos compartan en los bajos del Juzgado pasillo de espera antes de entrar a la rueda de reconocimiento puede entenderse como una broma de muy mal gusto o una falta absoluta de tacto y profesionalidad por parte de quien establece el protocolo a seguir. Hace una semana mi hija recibe una nueva citación, esta vez del Juzgado de menores para comparecer como testigo en la vista que se celebró esta mañana a las 11 horas. Vistos los antecedentes, me persono en su lugar al objeto de informarme de cuál es el procedimiento de la vista. En primer lugar se me informa que no puedo acceder a la sala, con el fin de preservar los derechos de los acusados. La declaración de mi hija será por contra ante los acusados y hasta el momento en que se la solicite deberá permanecer en una sala acristalada, situada justo enfrente de la entrada y «hábilmente camuflada» tras un cartel informativo que reza literalmente «Sala de espera de testigos». Ante la negativa del Juzgado a que la declaración se haga en ausencia de los acusados y mi negativa a ceder a semejante despropósito, nos hemos ido a casa con la amenaza de una nueva citación con apercibimiento de sanción por obstrucción a la justicia en caso de incomparecencia. Resumiendo, para proteger los derechos de delincuentes multirreincidentes, las víctimas son sancionadas económicamente por intentar salvaguardar los suyos.
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