A Tomás González Solís, in memoriam
Querido Tomás:
¡Qué cabrón eres...! ¿Cómo se ta ocurrío irte tan pronto? Me tienes muy cabreao, no hay derecho. Habíamos quedao en tomarnos unos vinos y unas tapas en León y mas dejao sólo. ¿Tú crees que se puede uno marchar así, sin más, con apenas cincuenta y cuatro años? Pues no.
Yo sé que tendrías tus motivos, que la llamada de tu hijo -que se nos fué siendo sólo un niño-, debía ser muy grande y ya que, apenas le disfrutaste en esta vida, querrías estar con él en la otra pero no hay derecho.
La amistad es lo más difícil de encontrar en la vida. La familia nos viene por obligación pero lo otro...
Yo sólo tuve un amigo en mis largos sesenta años. Se llamaba Tarsicio Serrano de la Cruz y Díaz Roncero. ¿Qué te parece el nombrecito? Pues no, no era ni de la aristocracia ni marqués de nada. Era sólo -y casi nada- una persona de origen humilde y lo más grande que conocí nunca. También el cabroncete de él se me fue con sólo cuarenta y cuatro años. Tanto me afectó que me prometí no buscar ningún otro amigo de verdad.
Un buen día en los parajes de Teverga -Asturias- y a través de nuestro común amigo Carlos Segarra (Los Rebeldes) te conocí, a tí, a la gran mujer que tienes, Mari, y a tu hijo -q.e.p.d- Me sorprendisteis. Rokeros, alegres, modernos y llenos de sensatez. Con tu grupo de rock Tomás y los Demás conseguíais llegar a todo tipo de público. Pasamos unos días muy felices y me demostrasteis que a pesar de vuestro sentido rokero al cien por cien no hace falta llevar a tu vida el lema de drogas, sexo y rock and roll.
Conocí una familia total. Real, sensata y con una seriedad que ya la quisieran para sí los altos gobernantes de nuestro País.
Con mi familia lo hemos comentado más de una vez. Sois una gran familia y digo sois porque con la educación que tenéis lo vais a seguir siendo, aunque no estéis con nosotros la mitad de ella.
Más de una vez pensé que un tío como tú si podría ser el amigo que perdí con Tarsi, pero te dio por ponerte malo y aunque nos vimos alguna vez en León y disfrutamos juntos, la siguiente vez que quedamos para comer ya no llegó. ¡Mierda!
Te debo una y como sé que ahí donde tas no corre el tiempo pues espero tardar en volver a verte pero toy seguro que nos volveremos a ver y perdona por el cabreo que tengo pero es que sigo pensando que no hay derecho.
Un abrazo muy fuerte don Tomás.... y los demás
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