Las dos cartas
Las dos cartas llegaron el mismo día, las dos procedentes de ese mundo educativo en el que hasta agosto del curso pasado he cumplido más de 35 años de vida laboral. Pero ahí se acaba la coincidencia, pues no son cartas que se asemejen en su mensaje ni que resulten igualmente bienvenidas.
Procede la primera de la Consejería de Educación y Universidades del Principado de Asturias, de la ya ex consejera doña Ana Isabel Álvarez González, y dice que quisiera haber agradecido mi contribución al sistema educativo asturiano, que le hubiera gustado mucho haber tenido la oportunidad de expresar este reconocimiento en un acto público, pero que las circunstancias en estos últimos meses no han sido propicias. Así que, interpreto yo, los maestros y profesores jubilados en el último curso nos quedaremos por primera vez en la historia del Principado sin el merecido acto de reconocimiento público, un papelito en el que se diga y acaso una pequeña insignia diseñada a tal fin.
Malos tiempos no ya para lírica y para la retórica, sino para los valores mismos que impregnan la educación. No se trata de reclamar ahora a quienes se acaban de ir sin dejar nada hecho esa insignia o medallita que los profesores recién jubilados no vamos a recibir, ni de recordar que nos ha tocado finalizar nuestro trabajo viendo cómo un consejero de Educación ingresaba en prisión o cómo un presidente de Gobierno autonómico, hoy holgadamente instalado en el Senado, no comparecía para dar ninguna explicación. Pero sí que conviene decir estas cosas ahora que la crisis financiera y social pone en el precipicio a nuestro país mientras que la educación pública, sus alumnos y sus profesores se ven agobiados por recortes sin precedentes que, en lugar de mejorarla, la deteriorarán o entorpecerán aún mucho más. Y por qué no recordar también que finalizábamos nuestra larga labor docente en el año conmemorativo de la muerte de Jovellanos quien, con tanta clarividencia como incomprensión, supo conjugar educación e industria, ciencia y progreso económico y social.
Pero quedaba una segunda carta, procedente en este caso de los alumnos de segundo de Bachiller del Instituto Río Nora de Pola de Siero en el que he trabajado las dos últimas décadas. Dicen en ella que «tienen el honor» de invitarme a su gala de graduación en el Auditorio de Siero y al banquete posterior que tendrá lugar en una sidrería local. Se despiden diciendo que aprovechan la ocasión para testimoniarme su consideración. Tal vez algún profesor cercano les haya ayudado a escribirla, o la habrán acordado con la dirección del centro, pero qué bien recibida es y qué bien suena en estos momentos esa retórica vieja de la que suelen pasar los chicos de hoy y con la que anuncian una fiesta tan alegre, tan merecida y tan esperada como es el acto de su graduación.
Allí estaré, junto a quienes saludan su futuro contando con la compañía de sus profesores, confiando en que la suya sea una generación mucho justa, generosa y solidaria que la que descarnadamente nos hace conocer cada día la realidad.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo