Recortando y recaudando
Quienes cuentan entre sus «deportes favoritos» el de darle «caña» a la Iglesia siempre encuentran un motivo para ponerse a ello: cuando no hay un obispo que no recita el «credo políticamente correcto», aparece un cura, entre diez mil, que protagoniza un escándalo, o una monja, entre cien mil, que el siglo pasado participó supuestamente en no sé qué operación de niños supuestamente robados. Estos días claman y no callan con la cantinela de que la Iglesia pague el IBI. Tiene gracia: un partido político que no paga el IBI por sus inmuebles es el que más nos da la matraca con el dichoso IBI. Habla la pega «pa» que no hablen de ella. Así pues, dejemos el IBI y hablemos de la pega: si son ciertas las cifras que circulan por ahí sobre el número de españoles que viven de la política, resulta que mantenemos nada menos que a cuatrocientos cincuenta mil políticos. Alemania, por ejemplo, que se pone como modelo para tantas cosas, con una población que casi duplica la nuestra, cuenta con ciento cincuenta mil. Es decir, que con poco más de la mitad de la población alemana, tenemos ¡el triple de políticos! Con razón las encuestas dicen que el segundo problema nacional lo constituyen los propios políticos. Sin embargo, a algunos no parece importarles gran cosa y siguen metiéndose en charcos de forma absurda. Lees en la prensa que los ediles de no sé qué municipio piden el traslado del obispo por no sé qué declaraciones, y piensas que te has perdido en el túnel del tiempo. Por si acaso, miras el calendario y compruebas que no estás en la época de Constantino el Grande, ni de Pipino el Breve, ni de Francisco Franco; estás en mayo de 2012 y los protagonistas de la deposición son los munícipes de Alcalá de Henares, concretamente los de PSOE, IU y UPyD, casualmente los mismos partidos que sostienen al nuevo Gobierno asturiano. Esperemos que el diputado asturiano de UPyD tenga más luces que sus colegas alcalaínos y demuestre que la «P» de sus siglas significa progreso de verdad. Porque, de los últimos treinta años, nuestra región fue gobernada por presuntos progresistas nada menos que veinticinco, y el «progreso» consistió en pasar del furgón de cabeza al furgón de cola nacional, que compartimos con andaluces y extremeños, casualmente regiones donde también suelen ganar los «progresistas». Adivina, adivinanza: ¿votamos socialista porque somos pobres o somos pobres porque votamos socialista? En fin, suerte para don Ignacio, pero lo va a tener muy crudo UPyD para sobrevivir en el paraíso natural de los sobrecostes, los chiringuitos y las mareas: si no aportan gran cosa, morirán por sí solos, y si se hacen notar positivamente y «amenazan» con constituirse en tercera vía, el duopolio-monopolio del PPOE les acosará sin tregua, hasta derribarles, como hizo con el Foro de Cascos. El sistema no admite intrusos que puedan poner en peligro la mamandurria.
Otros que tal bailan son los del monopolio-duopolio sindical. Se publicó en prensa que el pasado año los dos sindicatos mayoritarios despidieron a más de quinientos empleados. En casa del herrero, cuchillo de palo. El caso es que últimamente vienen convocando manifestaciones cada cuarto de hora. La derrota por goleada de la supuesta izquierda en las elecciones del 20-N les supo a cuerno quemado y necesitan convencerse a sí mismos, y a los crédulos que se dejen convencer, de que siguen siendo muy progresistas y «superguays». Como la coherencia tampoco es su fuerte, recortan en su casa y convocan «manifas» para protestar contra los recortes gubernamentales. Mientras tanto, con la otra mano, siguen recaudando subvenciones, y usted, sufrido contribuyente, queriendo o sin querer, sigue manteniendo a esta tropa, hasta que aparezca un Gobierno sensato (y progresista de verdad) que nos permita poner, por lo menos, diez o doce «x» en la declaración de la renta. Y así el que quiera sindicatos (y partidos, y otras cosas...) que los pague. Una cosa es que el país necesite sindicatos y partidos, que los necesita, y otra es que sean los niñatos mimados de la democracia.
José Manuel Fueyo Méndez, párroco de Nuestra Señora de Covadonga, Oviedo
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