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Hoy como ayer los mineros marcan el camino

3 de Junio del 2012 - Benjamín Gutiérrez Huerta (Gijon)

50 años han pasado de la primera oleada de las huelgas de 1962. Volverían nuevamente los mineros a movilizarse al final del verano de ese mismo año y a partir de entones año a año, hasta el final del franquismo y en la transición. Los mineros asturianos en 1962 nos enseñaron a perder el miedo, marcaron el camino del principio del fin del franquismo, volviendo a situar al movimiento obrero como motor del cambio social. Hombres y mujeres de las Cuencas, trabajadores y sus familias, profesionales y comerciantes, sectores de la Iglesia, militantes antifranquistas y sus organizaciones clandestinas, comunistas, cristianos, socialistas, el conjunto de la sociedad consciente. Con sus movilizaciones consiguieron mejoras laborales y políticas.

Los mineros y la sociedad de las Cuencas han sido siempre solidarios. Su ejemplo y sacrificio, de hombres y mujeres de las cuencas mineras, han sido impulso para la conquista de derechos y libertades en este país. Con el carbón se desarrolló, industrial y urbanamente, España, mientras los mineros subsistían con sueldos de miseria, la enfermedad y la represión. Hoy como ayer los mineros se movilizaron por su futuro, no es una lucha por un convenio o salario, es la lucha por el futuro de las comarcas mineras y contra los recortes. No se trata de cuestiones salariales o de derechos concretos, sino de la defensa de la minería ante el incumplimiento del Gobierno del PP. Los fondos mineros deberían servir para generar infraestructuras y empleos que den futuro a las zonas mineras en compensación por décadas de sobreexplotación y beneficios sin revertir en dichas zonas.

Que no os engañen, Rajoy no está planteando cambiar el carbón por las renovables. La política de recortes del PP pone fin a cualquier política energética propia y nos hace totalmente dependientes de fuentes energéticas como el gas y las nucleares. Quieren seguir con carbón, pero carbón de fuera, producido sin seguridad laboral ni medioambiental. No se trata de medidas medioambientales, al contrario. El futuro de nuestro carbón apuesta por reducir la contaminación al mínimo, nuestros ríos bajan limpios y el aire de las Cuencas es más limpio que el de las grandes ciudades, las medidas de seguridad reducen al mínimo la siniestralidad. Sin el carbón las zonas mineras morirán, no sólo son los mineros, es toda la población: los que transportan, el comercio, los servicios sin futuro serán un desierto laboral y urbano en pocos años. Los mineros se movilizaron pues por el futuro de toda la población de las zonas mineras y por un modelo social donde la movilización sindical es motor del cambio y las mejoras.

En 1962 las huelgas se extendieron por el resto del Estado y a otros sectores, fueron la mecha del descontento, suscitaron el apoyo de estudiantes y los intelectuales, sin olvidar la gran repercusión internacional y solidaridad suscitada. La prensa internacional vuelve a hablar de los mineros y en las redes sociales se les visualiza como referencia de resistencia frente a los recortes. Nuevamente marcan el camino, el de la lucha obrera, basada en la unidad sindical y política, en la movilización y la negociación. El 17 de mayo de 1962 los representantes de los huelguistas, mineros elegidos por sus compañeros en comisiones de obreros se reunieron con el ministro franquista, con el representante del régimen que les torturaba y forzaron un acuerdo. Mientras se movilizaban negociaron y consiguieron mejoras salariales, laborales y sociales, obligaron al régimen a ceder y no por ello dejaron de luchar contra la dictadura ni nadie les tildó de traidores. Los mineros a lo largo de su historia nos han enseñado la importancia de la organización, la solidaridad y la lucha, el papel de lo sindical y político, de las asambleas y la movilización.

En las minas no se lee el Arte de la Guerra de Sun Tzu, lo llevan practicando desde la experiencia de hace más de un siglo de luchas, no de una forma espontánea sino como resultado de la experiencia de unos valores del trabajo y la solidaridad. Que son parte de la cultura minera y que frente al individualismo refuerzan lo colectivo, el grupo, como única forma de sobrevivir. El mito minero asturiano se ha forjado en huelgas y luchas, siempre en vanguardia, ha sido y es ejemplo.

Empezaron los mineros y los obreros fabriles, si siguen los campesinos, seremos cientos de miles, seremos cientos de miles. Bravos mineros, siguen vuestro camino los compañeros...

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