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Luís Manuel Álvarez Fernández, compañero entrañable

8 de Agosto del 2012 - Agustín Hevia Ballina

«Para el lunes te tendré preparado el nuevo programa para el Archivo Histórico Diocesano», me dijo Luis antes de despedirnos en el patio del Palacio Arzobispal, la tarde del miércoles último. Y el lunes regresé de la despedida de este amigo del alma, que no puedes dejar de hacerla sino como con un gran desgarrón en el alma, aunque con un gran confortamiento interior, que es el que te aporta la fe.

Rememoro tantas vivencias compartidas, tantas realizaciones llevadas a cabo en comunidad de ilusiones, tantas aficiones convividas. Me duele el alma en una como sensación de vacío, pero intento, a duras penas, sobreponerme y doy fluidez y rienda suelta a mi pluma, que, si metáfora es la pluma de escribir frente a la del ave, más aún lo sigue siendo frente al ordenador con que escribes, para mí tan celador de inextricables secretos, para ti, tan abiertamente al descubierto en todas sus intrinsecidades

Luis Manuel, el hombre

Nació Luis Manuel en la parroquia de San Martín de Puente de los Fierros, del Arciprestazgo de Pajares, el 25 de diciembre de 1939, y allí fue bautizado. Realizó los primeros estudios en la Escuela Nacional de su pueblo, de donde pasó al Seminario de Covadonga, en el curso 1952-53, constituyendo aquellas vivencias todavía infantiles la sólida base de un amor acendrado a la Santina y a la realidad Covadonga, que tanta influencia ejercieron en su pensamiento y en la ilusión de su vida sacerdotal. Después de los dos primeros cursos en Covadonga pasó al Seminario de Oviedo, donde estudió los de Retórica, Filosofía y Teología, ordenándose sacerdote el 14 de marzo de 1964.

Luis Manuel, el sacerdote

Para cualquier neopresbítero, las primeras experiencias pastorales marcan la trayectoria de su vida. El primer nombramiento que desempeñó don Luis fue el de coadjutor de San Miguel de Trevías, para donde fue nombrado el 30 de junio de 1964, pasando a continuación a desempeñar el cargo de cura regente de San Juan de Muñás, también en el Arciprestazgo de Luarca, cargo que desempeñó durante seis años, siendo nombrado coadjutor de Santa Eulalia de Luarca el 1 de octubre de 1970, ejerciendo su ministerio en dependencia del párroco don Heliodoro Méndez, a quien sucedió como regente el 12 de enero de 1976, permaneciendo al frente de la parroquia hasta el 8 de marzo de 1978. El 5 de septiembre del mismo año fue nombrado ecónomo de San Esteban de Ciaño, en el Arciprestazgo de Langreo, donde sucedió al prestigioso párroco don Amalio, permaneciendo al frente de esta parroquia hasta el 18 de septiembre de 1984, iniciando con simultaneidad la labor que marcaría la orientación de su dedicación, desempeñando el cargo de responsable de catequesis de infancia y preadolescentes.

A partir de aquí la orientación de la vida pastoral de don Luis cambia radicalmente, al ser nombrado para el cargo diocesano de director del Departamento Diocesano de Catequesis, con fecha 31 de octubre de 1984, cargo en que permaneció hasta el 24 de junio de 2004, en que pasa al Departamento de Sociología, Estadística e Informática, con cometido de promover las nuevas tecnologías. El 27 de septiembre de 2007 fue nombrado archivero auxiliar del Archivo Diocesano, iniciando las tareas de digitalización del Archivo de Curia. Perteneció sucesivamente al Consejo de Pastoral Diocesano, al Consejo Presbiteral, al Colegio de Consultores, a la Comisión de Sacerdotes para Asuntos Económicos y al Consejo de Asuntos Económicos. Desde el 25 de octubre de 1999 al 30 de junio de 2010 fue profesor del Instituto Superior de Ciencias Religiosas y desde el 27 de septiembre de 2002 hasta el 30 de junio de 2010, del Instituto Superior de Estudios Teológicos del Seminario Metropolitano de Oviedo.

Antetítulo: In memoriam

Luis Manuel, el director de Catequesis

A partir de su nombramiento como director del Departamento Diocesano de Catequesis y, a lo largo de los veinte años siguientes, don Luis fue alma y vida de la Delegación de Catequesis de la Archidiócesis de Oviedo, contando con colaboración eximia del sacerdote D. Cecilio Díaz González, párroco de San Félix de Lugones y después canónigo de la Real Colegiata de Santa María de Covadonga, y de la eficiente secretaria del Departamento, doña Aurora Requejo de la Riva. Sus intervenciones frecuentes en el Secretariado de la Conferencia Episcopal para la Catequesis hicieron que su acción y las experiencias promovidas desde Oviedo tuvieran eco en todas las diócesis españolas. Fueron momentos decisivos sobre todo para su Servicio de Publicaciones de Catequesis, que conoció realizaciones de esplendor y dejó testimonio de aportaciones señeras en cuanto a los nuevos catecismos y a los cuadernos y guías para su aplicación práctica, que lo tuvieron como autor.

La acción de la Delegación de Catequesis, representada por don Luis, destacó intensamente en la Comisión Preparatoria para la Visita Pastoral de Su Santidad Juan Pablo II, como «Peregrino de la Fe», a la Archidiócesis de Oviedo, que quedó plasmada en variadas publicaciones fomentadas por su delegación.

Luis Manuel y las nuevas tecnologías

La aplicación de las conquistas de la informática a los usos pastorales constituyó una inquietud obsesiva en la vida de don Luis. Su autoformación en los principios de esta faceta de la comunicación fue perfeccionando su proyección hacia la pastoral, llegando a un dominio de auténtico especialista. Sus programas relativos a la contabilidad parroquial están siendo utilizados en la mayor parte de las parroquias de la Archidiócesis. Su intervención en la página web diocesana y de la Catedral es manifiestamente reconocible.

Comunicador eximio, catequeta y catequista eminente, pastoralista destacado, compañero entrañable, eso y mucho más lo fue el amigo, que ahora nos deja y al que la Archidiócesis ovetense se sentirá acreedora a la labor tan sobresaliente por él realizada.

Luís Manuel, el presidente del Foro Covadonga

Me veo forzado a caminar a toda prisa hacia el final. El perfil de don Luis quedaría incompleto si no dijera dos palabras sobre esta vivencia en él tan arraigada. Para él Covadonga era una realidad viva, que merecía todo esfuerzo de promoción. Así fue como suscitó el denominado «Foro Covadonga», bajo cuya égida, como acción más significativa promovió la iniciación de una revista de amplio fuste, que no hice más que asomarse a las Prensas de Minerva, pero con vocación de continuidad, para poner en los labios las mieles de una esperanzadora consecución, que continuara las glorias y los logros de la vetusta Covadonga, la revista nunca suficientemente ponderada, que tanto ennobleció y dio a conocer la vida religiosa, intelectual y cultural de ese lugar, trono de la Santina que Luis y todos llevamos en lo más hondo del corazón.

Descansa en paz, amigo del alma. Que el Señor te recompense con la gloria eterna. Entra en el gozo de tu Señor.

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