Dudas y escepticismo
Hace poco más de dos meses leíamos que, ante el riesgo de que la gente viva más de lo esperado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) solicitaba a los gobiernos una bajada del importe en las pensiones, así como acometer un ajuste de la edad de jubilación con la esperanza de vida. No está de más conocer que el peligro para la sostenibilidad de las finanzas públicas reside en las pensiones de los trabajadores y no en los paraísos fiscales.
Observando las circunstancias sociales del momento, tal augurio parece demasiado optimista, al menos en determinadas regiones del planeta donde, por desgracia, existen suficientes razones para albergar dudas y escepticismo al respecto. ¿Son las naciones con una media de vida que no supera los 40 años, las causantes de una futura desestabilización de las cuentas que den lugar a preocupación en el seno del organismo mencionado? Supongo que no. Y, si el foco de atención está situado en esta zona del mundo llamada Europa, de momento pueden sentir cierta tranquilidad, pues la situación en algunos países está siguiendo una línea convergente con los deseos e intereses manifestados.
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