Rajoy no vale para gobernar

Me viene a mi defectuosa memoria el recuerdo de hace ya muchos años, cuando empezó a gobernar el Partido Socialista, allá por el año ochenta y dos, con el señor Felipe González liderando su partido y, al mismo tiempo, siendo presidente de nuestro país.

De este señor se puede decir que solamente cometió un error importante, que fue haberse dejado convencer por aquel personaje que llegó a ser director de la Guardia Civil y que malversó los fondos económicos de dicho instituto.

Por lo demás, en sus aproximadamente trece años de mandato, todo fue perfectamente bien: la oposición, primero con AP y luego con el PP, todos ellos al ver la forma de hacer política de este señor, como salir a países extranjeros, preparando cumbres, reuniones con otros líderes y presidentes de otros países, para así ver si conseguía abrir relaciones comerciales con ellos. Muchas veces lo consiguió.

Pues bien, la oposición, por aquellos tiempos liderada por el señor Aznar y sus leales –la extrema derecha, claro está– le habían empezado a llamar «el pedigüeño» pero con una impertinencia que ya era insulto. Luego ya sacaron lo que parecía un eslogan que decía «Váyase, señor González».

Una vez ganadas las elecciones en el año noventa y seis por el PP, y siendo ya presidente el señor Aznar, cuando la oposición era el PSOE, los diputados de éstos, en el Congreso, pedían una y otra vez nuevas reformas, nuevas leyes; peticiones que no agradaban al señor Aznar ni a su grupo. Entonces ya empezaron los diputados del PP, ¡oh! que vuelva el señor González, que vuelva ya, los que en aquella época llamaban «pedigüeño» al presidente.

Ahora, señores gobernantes, ¿qué es lo que hacen ustedes? Si no es el señor Rajoy, es otro cualquiera el que anda por todo el mundo con la mano tendida, como pidiendo limosna.

Vamos, señor Rajoy, ¿dónde está la hidalguía de los españoles? ¿Es que han perdido su dignidad? Usted ha sido una marioneta en manos de la señora Angela Merkel y del señor Nicolas Sarkozy, que le han hecho bailar al compás que ellos deseaban; hemos caído en una profunda crisis financiera, no sigan diciendo que es la herencia de ZP, ni se quiten ustedes meses de gobierno, que ya son... faltan poquitos días para los siete meses, que no son ni cuatro ni cinco, como dicen ustedes. Para que no se enfaden si no los llegara a nombrar en este escrito, están las señoras De Cospedal y Saenz de Santamaría; a éstas, quién lo diría, siendo tan arrogantes y altivas como eran, ya se les ha bajado un poquito la barbilla.

Soraya Sáenz hace unos días también se fue a Estados Unidos, también con la mano tendida, para visitar a la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gerry Rice, a ver si podía hacer de vampiro, pero creo que se ha vuelto con los bolsillos vacíos.

Señor Rajoy, ¿cómo permite usted que se le dé a una persona que se jubila catorce millones de euros de indemnización mientras que a los pensionistas les ha robado de su pensión entre diez y veinticinco euros, dependiendo de la cantidad que tuvieran? De risa, señor Rajoy, de risa.

Otra muy gorda es lo que se le está permitiendo al señor Carlos Dívar, presidente del CGPJ, con sus viajes a Marbella, y costeados con los fondos de dicho organismo, el que dice que eran viajes para reencontrarse con sus familiares. A los ciudadanos españoles ya se les ha caído la venda de los ojos, y todos creemos que eran encuentros con sus amigos, para pasar noches de orgías y devaneos. Y no piensa dimitir, según él, pues este personaje es uno de los suyos, señor Rajoy.

Señor Rajoy, yo siempre he opinado que usted no valía para gobernar España, se deja convencer muy fácilmente por sus asesores. ¿Por qué han decidido usted y su cúpula suspender el viaje que tenía preparado a Londres la Reina doña Sofía, para celebrar el sesenta aniversario del reinado de Isabel II? ¿Qué tienen que ver los problemas que se están pasando en el peñón de Gibraltar, con los pescadores de uno y otro bandos? Esto es un problema político. Y lo otro es protocolario.

Pues, como le decía, usted no vale para gobernar. Yo sé que es usted muy aficionado al ciclismo; pues cójase una buena bicicleta y váyase a seguir el Tour de Francia y luego la Vuelta a España, verá con el tiempo cómo se va a encontrar fortalecido... total, no le va a faltar nada, porque la paga vitalicia ya la tiene asegurada. Lo triste es ver cómo nuestra joven democracia, por la que tanto hemos luchado, se va marchitando poco a poco y, si no lo evitamos sea como sea, volveremos a caer en la era del siglo XX.

Alfredo González Mateos, Gijón