La ruta del vino de Cangas, verdad enológica
La tradición vitivinícola de Cangas del Narcea y comarca es de época medieval, cuando los monjes del monasterio de Corias trabajaban las vides y desarrollaban un proceso enológico notable. Ellos, con su esfuerzo, interés y entusiasmo por la producción natural, prepararon el terreno, la mayor parte de él en bancales agarrados a las laderas de las montañas, y convirtieron esos espacios abruptos y difíciles en auténtica tierra nutricia y preñada de fertilidad.
Actualmente, Cangas del Narcea y concejos próximos trabajan la vid como antaño, pero con métodos modernos y novedosos, dando como resultado caldos notables y con un grado alcohólico perfecto situado en los 13º. Sus blancos, estupendos, y sus tintos, olorosos, están a la altura de los buenos vinos nacionales; bien es verdad que la temperatura ambiente quizá no sea la más adecuada para la madurez idónea de las uvas, pero con un tiempo superior de sol y una vendimia más tardía que en otras regiones vinícolas, los racimos autóctonos de las variedades verdejo negro, carrasquín, albarín negro, albarín blanco y mencía resultan amables para la decisiva vinificación en bodega. Y con todo ese trasiego empresarial, el vino de Cangas avanza con pasos firmes hacia la calidad organoléptica y el trabajo de los viticultores, expertos, enólogos y distribuidores arrastra a esta denominación hacia el marchamo de la calidad y la promoción que, a fin de cuentas, es lo importante en un producto natural y vivo como el vino.
Subtítulo: Destacada iniciativa turística
Destacado: Toda una referencia de ocio, ambiente y satisfacción natural para que el amante de las cosas buenas se adentre en ese lugar mágico y se deje llevar por la singularidad de un territorio ancestral que tienen en su naturaleza y en sus gentes el mejor patrimonio
Tras el entramado empresarial vinatero, los responsables de las diferentes bodegas que pueblan el mapa de Cangas y comarca han tomado la iniciativa de llevar a cabo un reclamo turístico de enorme interés. Se trata de la «Ruta del vino de Cangas», que supone un recorrido por el territorio vitivinícola de la zona, conocer esas bellas laderas bien cultivadas, saborear los caldos, participar en la fiesta de la vendimia, disfrutar del paisaje bucólico del entorno, conocer la historia de estos vinos y ahondar en la vieja y auténtica culinaria de estos contornos suroccidentales; todo ello a cargo de especialistas en la materia, para que la historia alcance el cenit de lo verdadero y real. Y con esa realidad las sensaciones y percepciones de los viajeros o turistas que se acerquen por esos enclaves envueltos en viejas cepas y en un verdor supremo representará una sinfonía natural rodeada de aromas y experiencias.
Las bodegas Monasterio de Corias, Pesgos, Obanca, Chicote, La Muriella, además de empresas de turismo activo, restaurantes y establecimientos públicos con el apoyo decisivo del Ayuntamiento de Cangas del Narcea, la Federación Asturiana de Concejos y la Asociación Empresarial de Hostelería de Asturias, han puesto ese mojón en la carretera que indicará todo un significado antropológico, etnográfico, histórico, turístico y gastronómico de una senda idónea y atractiva para seguir los pasos en el descubrimiento sincero y noble de un concejo extenso y animado donde la cultura y las tradiciones se dan la mano en perfecta simbiosis de adecuación y entendimiento. Esta ruta del vino, única en Asturias, es toda una referencia de ocio, ambiente y satisfacción natural para que el amante de las cosas buenas se adentre en ese lugar mágico de Cangas y comarca y se deje llevar por la singularidad de un territorio ancestral que tienen en su naturaleza y en sus gentes el mejor patrimonio que se pueda pedir.
Y para ello ya se encargan con estilo y tesón los miembros de la Cofradía del Vino de Cangas, con Raúl Teimil a la cabeza, que enfundados en la capa roja, la boina y el estandarte recorren las calles y plazas asturianas y otras localidades españolas y extranjeras para llevar ese néctar pasional en forma de anuncio verdadero de lo que simboliza la historia del vino en Asturias. Unos caldos con carácter, abolengo, sabor y mucho paisaje, el paisaje benigno y sorprendente de la Tierra de Cangas.
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