Ver, qué grata sensación
La mañana parecía querer dar un respiro y amanecía con el astro rey apareciendo por aquel jueves, 16 de abril de 2009.
Pronto, con el gran movimiento de medios y personas, se acercaría el mediodía, la hora señalada.
Poco a poco el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega iba acogiendo en su entorno a gran número de personalidades, amigos y famililares de la saga fundadora.
Y allí aparecieron los grandes protagonistas de que esta inauguración haya llegado. Personas que un día confiaron en este proyecto y lucharon por conseguir realizar este complejo médico: los hermanos doctores don Luis Fernández-Vega y don Álvaro Fernández-Vega. Espléndidamente acompañados por sus simpáticas y encantadoras esposas, doña Teresa y doña Conchita, geniales damas y admiradoras desde siemrpe del trabajo de sus maridos.
El sol no quiso perderse, aunque a veces un tanto tímido, aquel momento de gran emoción cuando SS MM Don Juan Carlos y Doña Sofía entraron en el recinto del instituto Oftamológico. Nuestros Reyes inauguraban la tercera fase de un sueño: la dedicada a la investigación y prevención de las enfermedades degenerativas que acontecen a nuestros ojos.
Qué privilegiado se puede considerar el ser humano. A diferencia de otros seres vivos podemos pensar, sentir, razonar, escuchar, amar, reír, llorar... Pero una de las mejores sensaciones es la de poder ver. Ésta sí es compartida por muchos, y es la que nos permite disfrutar de nuestro entorno, nuestra gente, a nosotros...
Los doctores Fernández-Vega Diego primero, ahora sus hijos y todo el excelente equipo médico y humano que conforma su estructura. Todos y cada uno de ellos, desde el médico hasta el encargado de mantenimiento, cumplen una labor importante para que el Instituto nunca pare, nunca se detenga. Allí, además de buenos profesionales, encontraremos ese amigo que siempre nos asesorará de la mejor manera, el camino más fácil para encontrar la satisfacción a nuestro mal.
A pie del monte Naranco, fiel vigilante de nuestra ciudad de Oviedo, se asentó esa palabra que es toda una reseña indiscutible en el mundi de la oftalmología: CICACOA.
El resto es ya historia, como ésta, nuestra familia (si tú quieres, pronto la tuya): los Fernández-Vega.
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