Rescates y recortes

Es incomprensible, obsceno y escandaloso que se hable de una ingente cantidad de dinero para el rescate financiero. Ese rescate que primero era saneamiento, que luego era una refinanciación, más tarde un rescate blando, para terminar convirtiéndose en un paracetamol financiero.

Todo ello para sanear los balances de los bancos en cuyos activos figuran inmuebles sobrevalorados. ¿Cómo se hicieron las entidades financieras con esos bienes?,la inmensa mayoría mediante adjudicaciones en subastas como resultado de procesos judiciales instados por ellas mismas.

Es un principio del libre mercado que el beneficio de una operación es proporcional al riesgo y en el caso de las hipotecas concedidas en este país durante más de veinte años el rendimiento quintuplicaba la inversión, dinero que se compraba al uno por ciento y se prestaba al cuatro o cinco pero con garantías ficticias, inmuebles sobretasados, inflados; en otros casos invirtiendo en activos financieros contaminados. Para el común de los mortales era evidente que estaban asumiendo un alto riesgo. Pero ¿quién acepta la responsabilidad de este desatino? Nadie, alguna dimisión después de pingues ingresos, en muchos casos con escandalosas indemnizaciones totalmente injustificadas, y poca cosa más. Absolutamente nadie carga con la culpa y paga sus consecuencias y los poderes públicos, en una dejación de sus funciones rayana en la complicidad, no reclaman la reparación de la mala gestión.

Ahora cuando tienen problemas para financiarse, esas mismas entidades piden socorro, porque es evidente que en su usurero negocio han cometido errores, han aprobado operaciones temerarias. Y muchos ciudadanos no entienden que esa vivienda que les han arrebatado, de la que los han expulsado, ahora en manos de sus tiranos, los bancos, se convierte en activos tóxicos. Y lo primero que se preguntan es, si es así, ¿porqué no se lo dejaron en su poder?, ¿porqué han ejecutado su hipoteca para quedarse con un activo que contamina sus balances? ¿no les hubiera resultado más rentable esperar a que amainara la tormenta, a que su titular encontrara un puesto de trabajo para seguir percibiendo sus intereses?.

Se le ejecutó, se le desahució y ahora hay que socorrer a sus verdugos con un dinero que no hay, que se pide a la UE y que como contrapartida más recortes, repagos, más impuestos, menos dignidad. ¿A cuanto cotiza la dignidad en el IBEX?

Hay que rescatar al sistema financiero dicen, pero ¿quién rescata a los damnificados de estos miserables avaros?, ¿quién socorre a estos infelices que en tiempos de bonanza firmaron una hipoteca, que durante unos años fueron pagando y que hoy la crisis los deja sin trabajo, con unos ingresos ínfimos, incluso sin ellos, y ven como los que originaron el caos los echan de esa casa, pierden todo lo pagado y encima les queda una deuda de por vida? A esos que ven hipotecado su futuro ¿quién los rescata?. Y para colmo endurecen la sanidad con el repago y hacen más difícil a sus hijos acceder a becas y masifican sus clases, posponen la edad de jubilación, se resquebraja el estado del bienestar, todo para satisfacer no se sabe que exigencia de unos misteriosos mercados y para contener una extraña prima. No hay dinero para mantener su dignidad, pero si para sanear a los que originaron ese desastre. Y se tragan su orgullo y recurren a ONG´s que les permita lo más básico, alimentar a su familia.

Y cuando alguien se indigna al ver peligrar su futuro y también el de sus hijos y en un arrebato sale a la calle a reclamar trabajo y pan, la máquina bien engrasada se le enfrenta y le intimida, le detiene, se le acusa de desórdenes, de atentados y se le llega a comparar con terroristas, ocultando que terrorismo es la dominación por el terror. Ellos no dominan ni aterrorizan a nadie, sí lo hace el poder, como cuando se amenaza a una Comunidad con intervenirla, cuando se favorece el fraude fiscal con amnistías, cuando se calumnia a un colectivo como el de los funcionarios, cuando se niega la evidencia, cuando se ensalza o denosta un tribunal en función de la sentencia cuando se engaña a millones de votantes prometiendo un programa y legislando lo contrario, Y peor aún, cuando se priva a los ciudadanos de derechos fundamentales recogidos en la

Carta Magna como:

Trabajo, artículo 35

Protección de la salud, artículo 43

Vivienda, artículo 47

Suficiencia económica mediante pensiones, artículo 50

Cuando se traiciona frontalmente a los que te han elegido para llevar a cabo una determinada política, o dimites o asumes que estás ejerciendo ese terrorismo de estado.

Porque el pueblo aguanta, ¿paciencia, conformismo, inconsciencia? Pero tengan cuidado banqueros, políticos y demás gente de mal vivir no sea que la calle sea insuficiente para contener tanta indignación, tanto hartazgo.