A Toño, Chema y Martín
Cuando un amigo se va algo se muere en el alma. En el corto espacio de dos meses y medio mi alma se ha muerto tres veces. Se han ido tres amigos, tres familiares, tres personas a las que yo quería de verdad: mi cuñado Toño, primero; mi hermano Chema y, el último, mi primo Martín.
Cuando el pasado 29 de junio escuchaba la homilía en la iglesia de Santo Tomás de Riello tan magníficamente pronunciada por el párroco de Teverga, ensalzando la figura de Martín, me emocioné; me emocioné porque no podía apartar de mi pensamiento a Chema y a Toño, que se han ido dejándonos un vacío que ha venido a agrandar más, si cabe, la muerte de Martín. Bien podemos aplicar las palabras pronunciadas por el sacerdote a los tres, ya que los tres eran queridos por los amigos y vecinos como lo que eran, grandes personas.
Quiero con estas cortas líneas rendir mi pequeño homenaje a tres hombres buenos que, en la medida que podían, siempre estaban ahí cuando se les necesitaba y que se han ido repentinamente. Nos queda el consuelo de que serán recordados por todos por su bondad y por su amistad.
La canción dice que «al atardecer de la vida os examinarán del amor». Vuestra nota será, sin duda, sobresaliente.
Que en paz descansen.
Antonio Alonso Sanz
Oviedo
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