Discapacitados
Soy padre de un chico de 14 años, portador de dos enfermedades raras. Huelga decir que estos 14 años han sido una lucha constante por el bienestar de mi hijo. En estos momentos tengo la necesidad de poner el foco sobre todos aquellos «compañeros». Miles y miles de ciudadanos, muchos niños, ¡niños!, que no pueden oír, no pueden ver, no pueden correr, no pueden pensar. Sus corazones no van bien o sus riñones. O poseen raras enfermedades derivadas de alteraciones en cromosomas de las que nadie sabe nada. O gente con cáncer que quiere luchar o gente que ya no se conoce en el espejo. En fin, la cara oculta de la luna. Gente que lo único que tienen para poder tener una vida digna es una familia que se hartó de esperar y se tiró a la calle. Se asociaron, sí, los veréis por la calle, muchas veces con más vergüenza que otra cosa, pasando la hucha, haciendo cenas, loterías, recitales, carreras. Explicando sus problemas, clamando por un poco de comprensión y de ayuda para mejorar a los suyos. Todo esto junto con «la cara amable» de las Cajas de Ahorros. Sus Obras Sociales, sin las que sería imposible atender a toda esta legión de ciudadanos, ya que el Estado no tiene capacidad ni por lo visto idea.
Pero llegó la crisis, llegó el rescate, llegaron las fusiones, llegaron los bancos malos, etcétera. Muchas Obras Sociales desaparecen como el hielo al sol. Qué va a ser de todos nuestros compatriotas con necesidades especiales. Qué va a ser de los discapacitados. Parece que también la ley de Dependencia va a ser pasada por las Armas. Yo desde este diario, con la autoridad que me dan 14 años de lucha solidaria, conmino a todas aquellas personas que en este momento desempeñen funciones políticas, grandes, medianas o pequeñas, que no miren a otro lado. La sociedad no puede ser fuerte con el débil, debe ser generosa. No es democrático, ni ético, ni humano ni decente dar el corte allí donde más se necesita y donde menos capacidad de respuesta van a tener.
Si no se contempla con mimo a nuetros españoles «especiales», yo que siempre he estado orgulloso de este pais, tendré que reconocer que no vale la pena. Que seremos unos mercaderes más, no fuimos capaces de cuidar a lo más sensible de nuestra sociedad y tarde o temprano la vida nos pedirá cuentas por ello. Mejorar hoy la vida de estas personas es ahorrar mañana y tener ciudadanos más capaces, es tener una sociedad sana, con principios sólidos y con síntomas de ser capaces de superar cualquier reto. Su reto comienza cada día para poder levantarse de la cama. Políticos, cuidad de nuestros discapacitados. No son el problema y en vuestra conciencia recaerá.
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