El Papa Benedicto XVI, el condón y la mentalidad negra africana
Cuando se trata de Su Santidad el Papa, no sirve de nada realizar disertaciones por algunos de sus discursos, a pesar de que la polémica se refleje en la prensa. Pero ya que esta polémica está servida, no tenemos entonces nada que perder analizándola.
Podemos, primero, intentar saber un poco de la personalidad carismática de quien tenemos delante. El cardenal Ratzinger (actual Papa Benedicto XVI) era el guardián de la doctrina de la fe cristiana durante el pontificado de Su Santidad Juan Pablo II; se trata de uno de los bastiones más conservadores del Vaticano. Ahora, siendo jefe supremo de la Iglesia católica, no creo que su filosofía sobre el «cómo debe estar el hombre en sociedad» haya cambiado; si, para él, Jesucristo es el único capaz de dar satisfacción a nuestra realidad cotidiana, no estoy sorprendido al enterarme de que, durante su primera estancia en África, el Papa haya desaconsejado a miles de pobres negros que portan o no el virus del sida el uso del condón.
Damas y caballeros, estimados seres humanos llenos de sentido común, puedo entender, por una parte, que la prohibición pontifical sea destinada a las personas sanas. A partir del momento que sabemos que todo individuo afectado puede vivir 10, 20 o 30 años (con el virus, dependiendo de la resistencia de cada uno) sigue teniendo sus necesidades fisiológicas (sobre todo, las relaciones sexuales). Por eso, me cuesta entender que nuestra Iglesia católica «haya condenado a muerte» a los seropositivos sin pensar darles ni siquiera una solución concreta. ¿Debemos creer que la Iglesia es egoísta e hipócrita? ¿Hay motivos para temer a día de hoy al nuevo Papa?
He aquí dos preguntas que a cada uno conviene plantearnos, si se puede.
En mi calidad de cristiano negro, sé que «el lenguaje es fuente de malentendido» (Antoine de Saint-Exupéry), pero Su Santidad tiene la obligación de hablar y enseñar. No obstante, sería mal conocer a los negros si se atreve a creer que su ideal sobre el «sacrificio» pueda ser seguido al pie de la letra por ellos. No es porque la mayoría se encuentra en la miseria que piensa que la vida no vale la pena de ser vivida. Lo que permite al africano creer en un futuro mejor es su amor propio. Por este motivo, creo que algunas palabras del Papa carecen de sentido para una víctima del sida, provocando un dilema en la persona para la elección del camino que debe o no seguir, enfrentándose ciencia e Iglesia. La visión que ha llevado a África en pleno 2009 parece obsoleta y, sobre todo, no compartida por sus propios enviados (misioneros y misioneras), los cuales son testigos de la virulencia que esta enfermedad tiene entre la población.
El Papa es un ser humano con sus debilidades, pero en cuanto al conocimiento de la doctrina de la religión católica no cabe duda de que siga siendo infalible. Entonces, a fin de evitar cualquier malentendido que pueda aparecer en sus mensajes, sería mejor para él usar un lenguaje sencillo y comprensible para que los cristianos de todos los rincones del mundo puedan entenderle perfectamente, y de ahí saldrá bastante crecido su prestigio.
A mí me gusta de verdad este Papa y por eso seguiré rezando por él a fin de que cumpla la misión por la cual lo han elegido. Sé que no es fácil, pero lo conseguirá.
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