Del carbón asturiano y el petróleo canario
(Reflexiones desde la Atlántida)
La situación energética de España vive momentos críticos. A la falta de políticas de largo alcance tanto a nivel de organización de la producción como de investigación científica y tecnológica que permitan articular planes serios a un mínimo de 25 años vista se une la coyuntura internacional en la que navega España, marcada principalmente por los dictados económicos que vienen impuestos por la Unión Europea, y que no siempre responden a las necesidades e intereses de mercado de la economía española.
Si a esto añadimos la competitiva e incómoda vecindad –tanto en cuestiones de soberanía y diplomacia como de explotación de recursos y políticas estratégicas– de Gibraltar y Marruecos, España vive de facto un «cerco» socioeconómico y político de compleja resolución, que requiere una inteligente y valiente visión política.
Precisamente, en este contexto se produce el debate sobre el carbón y su supervivencia en los mercados –nacional e internacional– como energía vegetal, barata, segura y ecológica. Si partimos de este principio, el carbón asturiano es más que defendible y debe ser asistido para tener una razonable continuidad.
Entre los mecanismos y políticas de asistencia y apoyo al carbón en España y concretamente en Asturias hay una hipótesis que puede tomar cuerpo a medio plazo: la extracción de petróleo en Canarias. Parece que si las investigaciones resultan positivas la producción comenzaría sobre el año 2019. La facturación será aproximadamente de unos 30.000 millones de euros anuales, durante un período de 20 años. Y como se da la circunstancia de que el Estado español no tendría que pagar ese dinero al exterior, esta inyección supondría un importante alivio para nuestra economía.
Como en España no hay ningún tributo sobre la extracción de hidrocarburos, sería factible establecer un gravamen de entre el 15 y el 20 por ciento sobre la producción, que traducido en cifras serían unos 5.000 millones de euros anuales; en 20 años supondrían 100.000 millones de euros, que repartidos de una forma equilibrada entre la comunidad autónoma de Canarias y el Estado español significarían un beneficio para todos.
Si esos 5.000 millones de euros anuales se dedican 1.000 millones a la minería del carbón y a los fondos mineros, no vendría nada mal para Asturias y todas las zonas mineras españolas…, pero en 2019 ¿dónde estará la minería asturiana?, ¿en los museos?
Tal vez deberíamos agilizar la producción de petróleo, para llegar a tiempo…
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