Vacaciones, algo más que un descanso
Llegó el verano y con él, no precisamente, el período climatológico que tanto esperábamos, ni tampoco la necesidad insaciable veraniega, de otras veces, de tener que comprobar y experimentar toda clase de satisfacciones en tan poco tiempo, sin dejar de privarnos de nada, pues no están las circunstancias para muchas alegrías, además de que todo ello no pocas veces resulta ser algo penoso y hasta inalcanzable para cualquiera.
Lo que principalmente se debería pretender en las vacaciones, pienso yo, metidos como estamos desde mucho antes en el esfuerzo y la angustia del día a día, sería salirse de esa vivencia personal, poder disponer de unos días sosegados para encontrarnos con nosotros mismos, confortarnos, renovarnos en todo aquello en que nos movemos y somos en nuestra existencia personal, familiar y social. Para ello, no es necesario viajar a países lejanos y exóticos, ni ser demasiado exigentes en la búsqueda del confort y refinamiento personal, ni tampoco pensar en condiciones económicas privilegiadas para cuantiosos gastos que se requieren, y que no están al alcance de todos, ni resulta nada ejemplar.
Subtítulo: La necesidad de encontrarnos a nosotros mismos
Es mucho más sencillo que eso. En cualquier lugar y tiempo podemos encontrarnos con lo que necesitamos, pero si procedemos con sencillez y espíritu de conformidad. La clave está en aceptar con realismo lo que tenemos entre manos y en ese momento. No precisamente para entregarnos a una resignación inoperante, sino para iniciar, desde ese punto de partida, un mejoramiento personal hacia todos los ámbitos de nuestro ser y llegar a objetivos y metas preestablecidos. Merece la pena reflexionar sobre tales cuestiones y otras similares, sin dejar por eso de descansar.
Ya sé que cada cual hace lo que puede, pero también se merece considerar el consejo de un buen amigo. Por lo demás, las cosas se repiten por fortuna. Siempre el verano, el tiempo de vacaciones, es un bien necesario, algo bueno y hermoso que no debemos renunciar o subestimar. Son innumerables las ventajas de su disfrute, porque ensanchan nuestro horizonte personal, nos introducen y nos refuerzan en nuestras relaciones sociales, nos hacen más solidarios con las necesidades ajenas, nos mantienen más en forma para los futuros esfuerzos y sacrificios que se nos van a pedir para conseguir los grandes objetivos que tenemos marcados para sacar adelante España, el gran reto de todos los españoles. No quisiera terminar sin desear a todos, especialmente a los que más se sienten merecedores, de unas felices vacaciones o días de buen descanso, cuando podemos recuperar nuestras fuerzas.
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